La Toscana III: Montalcino, Pienza y Montepulciano

Amanece en Siena y nos ponemos en marcha. Toca desmontar la tienda de campaña y recoger las cosas antes de seguir adelante con nuestra ruta por la Toscana. Hoy es nuestro tercer día recorriendo los pueblos más bonitos de la región. En la etapa que tenemos por delante vamos a recorrer algo más de 100 km. Nos esperan tres bonitos y tranquilos pueblos: Montalcino, Pienza y Montepulciano.

Montalcino visto desde la distancia.

Montalcino: un pueblo entre viñedos

La primera parada la hacemos en Montalcino, a poco más de 45 km de Siena. El paisaje que nos encontramos por el camino es precioso. Estamos en la Val d’Orcia, un valle declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Esta es la imagen que le viene a la mente a todo el mundo cuando piensa en la Toscana. Las suaves colinas alternan campos de cultivo con impresionantes casas solariegas. Los cipreses y las viñas salpican el paisaje, y pequeños pueblos aparecen aquí y allá.

Cuanto más nos acercamos a Montalcino, más abundantes se vuelven los viñedos. No en vano los vinos de esta región son mundialmente famosos. El Brunello de Montalcino es el vino estrella de la zona. La mayoría de bodegas ofrecen visitas y catas de vino para los aficionados a la enología. No es nuestro caso, así que nos limitamos a pasear por el precioso pueblo.

Un bonito centro histórico

Dejamos el coche en el extremo norte del pueblo, en un parking de pago que nos cuesta 2,30€. Enseguida nos topamos con la catedral de San Salvatore, que nos encontramos cerrada.

La catedral de San Salvatore.

Dando un pequeño rodeo nos acercamos hasta uno de los monumentos más significativos de Montalcino: la Fortezza. Con su cinco magníficas torres, la fortaleza del siglo XIV se levanta en el punto más alto de la localidad. Vemos a gente paseando por los altos muros, pero no logramos encontrar el lugar por el que acceder a ellos.

Seguimos nuestro recorrido por Montalcino y nos acercamos hasta la Piazza del Popolo. Como en el resto del pueblo, en esta bonita plaza abundan las enotecas en las que comprar alguna botella de vino.

Una de las abundantes tiendas de vino de Montalcino.
La bonita Piazza del Popolo.

El famoso Brunello de Montalcino no es nada barato, con precios que no bajan de los 12€ por una botella. Incluso los hay que cuestan más de 150€. Nosotros no somos muy aficionados al vino, pero compramos una botella por 15€ que decidimos guardar para cuando surja una ocasión especial.

El famoso Brunello de Montalcino.

En la Piazza del Popolo hay un edificio que enseguida llama la atención. Se trata del Palazzo dei Priori, sede del Ayuntamiento. Con su torre del reloj y un bonito pórtico, es uno de los edificios más bonitos de Montalcino.

Auténtica comida casera italiana

De la Piazza del Popolo parte la calle Giacomo Matteotti. En el número 10 de esta calle hay una tienda de alimentación que no podemos dejar de recomendar.

La calle Giacomo Matteotti.

Se trata de A&G Macelleria, una carnicería donde también preparan comida casera para llevar. Si normalmente intentamos ahorrar algo de dinero comiendo de forma más o menos frugal, hoy decidimos tirar la casa por la ventana y comprar algo para preparar un picnic a la hora de comer.

La mujer que nos atiende, de lo más amable, nos calienta una ración de berenjenas a la parmesana que estará a la temperatura perfecta cuando nos la vayamos a comer. La acompañamos con otra ración de vitello tonnato, que como se sirve frío es perfecto para una comida al aire libre. No es que sea la comida más barata del mundo, ya que nos cuesta 23€. Pero, como comprobaremos más tarde, está tan buena que merece realmente la pena.

Damos una vuelta más por Montalcino y volvemos a coger el coche. No nos parece que sea el pueblo más bonito de nuestra ruta por la Toscana, pero sin duda tiene su encanto y se merece una visita.

Una calle de Montalcino llena de encanto.

Pienza: el sueño del papa Pío II

Nos acercamos a continuación a la cercana Pienza, a poco más de 20 km. El paisaje sigue siendo igual de espectacular que el que nos hemos encontrado de camino a Montepulciano.

Para cuando llegamos a la pequeña población de Pienza ya es casi mediodía y está todo bastante lleno de gente. Nos toca dejar de nuevo el coche en un parking de pago, aunque esta vez solo nos cuesta 1,5€.

Tenemos muchas ganas de conocer esta población, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1996. Nada más empezar a caminar por las calles de su pequeño centro histórico es fácil entender el motivo. Pienza es una auténtica maravilla y su historia es de lo más singular. Hay que agradecerle al papa Pío II que hoy en día se pueda disfrutar de su extraordinaria belleza.

Una de las animadas calles medievales de Pienza.

Llevado por sus ideales humanistas, Pío II imaginó lo que para él encarnaba la ciudad ideal del renacimiento. Encargó la ejecución de las obras al arquitecto Bernardo Rossellino, que trabajó en el proyecto hasta la muerte del papa. Por desgracia no logró completarlo, y tan solo es posible admirar su legado urbanístico en los edificios que rodean la Piazza Pio II.

Otra calle de Pienza.

El mejor queso pecorino

Es imposible no enamorarse de Pienza nada más poner un pie en ella. Con sus palacios, sus calles medievales y unas vistas insuperables, se trata sin duda de uno de los grandes tesoros que esconde la Toscana. Y si sois amantes del queso, como es nuestro caso, no os podéis marchar sin probar el queso estrella de Pienza: el pecorino.

El pueblo está lleno de tiendas de queso, que saturan el ambiente con su delicioso aroma. En la mayoría se pueden probar las distintas variedades que tienen a la venta antes de decidirse por una. Nosotros compramos un buen trozo de pecorino semicurado a un precio más que razonable: 10€/kg. Riquísimo, os lo podemos asegurar.

Piazza Pio II: una plaza monumental

Nos dedicamos a pasear sin prisas por las calles de Pienza. Su centro neurálgico, como ya hemos mencionado, es la Piazza Pio II, a la que llegamos por el Corso il Rossellino. La plaza está flanqueada por tres imponentes edificios: la Catedral de Santa María Assunta, el Palacio Piccolomini y el Palacio Borgia. Frente a la plaza se alza el Palacio Público, sede del Ayuntamiento.

La catedral de Santa Maria Assunta.
El Ayuntamiento de Pienza.

El Palacio Borgia alberga el Museo Diocesano y se puede visitar por 4,5€. En su página web hay información sobre la colección expuesta, por si os resulta de interés. También es posible visitar el Palacio Piccolomini, del que cabe destacar su jardín colgante. Desde allí se tienen unas vistas magníficas, pero también se puede disfrutar de ellas desde la parte trasera de la catedral sin tener que pagar los 7€ que cuesta la entrada al palacio. De todos modos os dejamos la página web por si estáis interesados en visitarlo.

En la Piazza Pio II hay un bonito pozo.

Terminamos de pasear por las calles de Pienza, descubriendo algunos rincones encantadores y sin apenas gente. Felices, nos marchamos a Montepulciano, la siguiente parada del día.

Pienza
La bonita Piazza di Spagna, un tranquilo rincón de Pienza.

Montepulciano: un pueblo encantador

A tan solo 15 km de Pienza se encuentra Montepulciano, otra visita imprescindible en una ruta por la Toscana. Se nos ha hecho la hora de comer, así que antes de adentrarnos en el pueblo buscamos un sitio en el cual degustar nuestro picnic. No se nos ocurre otro lugar mejor que los alrededores de la iglesia de San Biagio. Se sitúa a las afueras de Montepulciano y data del siglo XVI. Es un rincón de lo más apacible, perfecto para sentarse a descansar un rato.

La iglesia de San Biagio.

Nos sentamos a la sombra en el banco de piedra que recorre todo el exterior de la iglesia. Sacamos la comida que hemos comprado en Montalcino y nos deleitamos con ella. De postre, nada mejor que un poco del queso que hemos comprado en Pienza.

El entorno de la iglesia de San Biagio es precioso.

No llegamos a contemplar el interior de la iglesia, ya que hay que pagar entrada y por hoy ya hemos gastado mucho dinero. Pero nos asomamos tanto como podemos bajo la mirada enfurruñada de la vigilante que hay en la puerta. El interior parece realmente bonito, pero aún así decidimos prescindir de esta visita.

Las vistas de Montepulciano a medida que nos vamos acercando.

Unas calles llenas de bonitos rincones

Cogemos el coche y recorremos el poco más de 1 km que hay hasta Montepulciano. Tenemos la enorme suerte de encontrar un hueco para aparcar gratis justo en el extremo norte del pueblo, junto al Giardino di Poggiofanti. Accedemos al centro histórico a través de la Porta al Prato, una de las antiguas puertas de la muralla. Paseamos por la Via di Gracciano nel Corso, repleta de tiendas. En esta larguísima calle nos encontramos con varios puntos interesantes.

Uno de ellos es la Colonna del Marzocco. Fue erigida en 1511, después de que Montepulciano pasara a estar bajo control de Florencia tras haber estado dominada por Siena durante años. La estatua del león, símbolo de Florencia, reemplazó a la loba capitolina, que lo era de Siena.

Otro rincón de lo más singular es la Torre di Pulcinella. Esta torre del reloj se encuentra en la esquina de la Via di Gracciano nel Corso y la Ruga di Mezzo. La torre está coronada por una figura de gran tamaño de Pulcinella, uno de los personajes principales de la comedia del arte italiana.

Una cafetería art decó y una plaza espectacular

Vamos paseando por esta calle, que es toda cuesta arriba y llega hasta el otro extremo de Montepulciano. Aunque todos los pueblos de la Toscana tienen muchas cuestas, la de esta calle nos parece particularmente larga. Para cuando llegamos a la puerta del Caffè Poliziano estamos ya bastante cansados. Esta cafetería de estilo art decó data de 1868 y también cuenta con un restaurante y una sala de té. En la parte trasera tiene una terraza con unas buenas vistas del paisaje de los alrededores. Eso sí, por lo que tenemos entendido no es un sitio barato en el que parar a tomarse algo.

Si hay un rincón que merece la pena ver, es sin duda la Piazza Grande. Esta plaza es el corazón de Montepulciano. Allí se encuentran la Catedral de Santa María Assunta y el precioso Palazzo Comunale, sede del Ayuntamiento.

Es una plaza realmente monumental, aunque durante nuestra visita está ocupada por un escenario y unas gradas que estropean bastante las vistas.

Un rincón de la Piazza Grande.

Damos alguna vuelta más por las estrechas calles de Montepulciano y a media tarde ponemos rumbo al lago Trasimeno.

Unas vistas asombrosas desde Montepulciano.

Lago Trasimeno: tranquilidad junto al agua

Nos dirigimos al Badiaccia Camping Village, un fantástico camping situado a orillas del lago Trasimeno. Ya forma parte de la Umbría, aunque justo en el límite fronterizo con la Toscana. Del camping ya os hablamos en este otro post y lo recomendamos totalmente. Desde la «playa» natural que se forma a la orilla del lago se puede contemplar el cercano pueblo de Castiglione del Lago. Nos apetece descansar, así que no nos acercamos a conocerlo, pero desde aquí apreciamos las murallas de su fortaleza.

Ya estamos llegando al final de nuestra ruta por la Toscana. Mañana visitaremos Cortona y Arezzo y recorreremos el Valle del Chianti hasta llegar a Florencia. Preparándonos para esta última etapa conociendo los pueblos más bonitos de la Toscana, nos acostamos temprano con el reflejo de la luna llena en las tranquilas aguas del lago.

Una respuesta a “La Toscana III: Montalcino, Pienza y Montepulciano”

  1. […] transcurre en Cortona, muchas escenas se rodaron en Montepulciano, del que ya os hablamos en este otro post. Los paisajes toscanos, las estrechas callejuelas, las bonitas plazas y la deliciosa comida son los […]

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