Lucca: un paseo por la ciudad amurallada

Lucca

La ciudad de Lucca a veces queda eclipsada por la fama de su famosa ciudad vecina, Pisa. Separadas por apenas 20 kilómetros, hay quien ignora Lucca en pos de visitar la Torre Inclinada de Pisa. A nosotros nos parece un gran error, ya que Lucca es una ciudad bellísima y muy tranquila que merece una visita sin ningún género de dudas. Su reducido tamaño y su gran cercanía hacen que una visita conjunta a Lucca y Pisa nos parezca la decisión más acertada a la hora de organizar una visita a esta zona de la Toscana.

Una de las bonitas calles que nos esperan en Lucca.

De Cinque Terre a Lucca por la SS1

Tras haber pasado un día fantástico en Cinque Terre nos ponemos en marcha a primera hora de la mañana. Salimos de Levanto en busca de la SS1. Esta carretera, que seguiremos hasta llegar a Pietrasanta para coger allí el desvío hacia Lucca por la SR439, consigue acabar con nuestra paciencia. La carretera es estrecha, lo que hace que un avispado conductor italiano nos golpee el espejo retrovisor al ir a adelantarnos para coger un desvío. Hay bastante tráfico y a las limitaciones de velocidad hay que sumarle todos los semáforos, cruces y rotondas que nos vamos encontrando a cada ciudad que atravesamos. Al final tardamos tres horas y media en recorrer los 120 km que nos separan aproximadamente de Lucca.

El paisaje, una vez abandonada La Spezia, tampoco es que sea ninguna maravilla precisamente. Pasamos junto a Carrara, ciudad conocida por su excelente mármol. Esta situada a los pies de los Alpes Apuanos y desde la distancia se observan las muescas blanquecinas que las canteras han dejado en la montaña. A lo largo de la carretera abundan los negocios relacionados con el mármol.

A nuestra derecha se extiende una franja de unos 30 km ininterrumpidos de playa. Durante un rato, a causa de un despiste debido a la mala señalización de la carretera, circulamos pegados a ella. Eso sí, el mar apenas lo vemos. Toda la costa está saturada de zonas de baño privadas, restaurantes, campings, beach clubs, clubs náuticos y cualquier otra cosa que uno pueda imaginarse.

Para cuando llegamos a Lucca estamos ya hasta el gorro de conducir por Italia. Menos mal que se nos pasa el enfado enseguida en cuanto empezamos a pasear por su impresionante centro histórico.

De paseo por el centro histórico de Lucca

Dejamos el coche en un amplio aparcamiento gratuito que hay en la Via Gaetano Luporini. Siguiendo en linea recta por esa calle llegamos a Porta Vittorio Emanuele en menos de 10 minutos. Es una de las distintas puertas de acceso al casco histórico de Lucca. Esta nos va estupendamente porque allí al lado hay una oficina de información turística. Tras conseguir un mapa de la ciudad nos adentramos en las calles de Lucca.

La Piazza Citadella, en una de cuyas esquinas se encuentra la casa natal de Giacomo Puccini, el magnífico compositor de óperas como Tosca, La Bohème o Madama Butterfly.

Lo mejor para conocer Lucca es perderse por sus calles medievales perfectamente conservadas. Parece que en cada esquina aguarda un rincón más bonito que el anterior. Nos sorprende la poca cantidad de turistas que nos encontramos, lo que supone una alegría.

Mientras paseamos por la Via San Paolino no podemos evitar pararnos frente al escaparate de una pequeña tienda de alimentación. Se llama Il Mercatino y es imposible pasar de largo sin fijarse en todas las delicias que se exhiben tras el cristal. Como ya es la hora de comer no nos lo pensamos dos veces y entramos en la tienda.

Tienen comida casera preparada, así que optamos por comprar un poco para llevar. Mientras esperamos nuestro turno se nos hace la boca agua contemplando los embutidos, quesos y otras delicatessen que impregnan el aire con sus aromas. Por 10,90€ nos llevamos unas raciones más que generosas de ensalada de arroz y de ensalada de miga de pan con tomate. También compramos una mezcla de aceitunas y jamón marinados con aceite y especias que tiene una pinta fantástica.

Piazza San Michele: la plaza más bonita de Lucca

Con nuestra comida nos encaminamos hacia la hermosísima Piazza San Michele. Al llegar al final de la calle nos damos de bruces con esta plaza, una de las más espectaculares que veremos en todo el viaje. Consigue literalmente dejarnos con la boca abierta.

En el centro de la plaza se alza la pequeña iglesia de San Michele in Foro. Esta edificada sobre el antiguo foro romano de Lucca, de ahí su nombre. La piedra exterior es tan blanca que parece refulgir bajo el sol del mediodía.

La fachada de la iglesia es preciosa y está coronada por una gran estatua del Arcángel San Miguel. Cuatro hileras de columnas la decoran. Lo más sorprendente es que cada una tiene un diseño único y distinto a las demás.

La plaza está rodeada de bonitos edificios medievales y en una de sus esquinas se encuentra el Palazzo Pretorio. Es precisamente en los escalones que rodean el palacio donde nos sentamos a comer. Es sin duda un picnic con unas vistas inmejorables.

Tras la comida seguimos callejeando por Lucca. Vamos de plaza en plaza: de la Piazza Napoleone, con su Palacio Ducal, a la Piazza del Giglio. Desde allí seguimos adelante hasta la Piazza San Giovanni.

La Piazza San Giovanni, con la Iglesia de los Santos Giovanni y Reparata en primer término.

Desde este punto ya se puede ver el campanario de la catedral de San Martín, que preside la plaza del mismo nombre. La catedral es del siglo XI, aunque el interior se reconstruyó en estilo gótico durante los siglos XIV y XV.

El Duomo de San Martino. A la izquierda de la foto se aprecia parte de la fachada del Palazzo Micheletti.

Las columnas que decoran la fachada principal también son todas de un estilo diferente y ninguna se repite.

La Torre Guinigi: el mirador con las mejores vistas de Lucca

Tras admirar el exterior de la catedral, decidimos prescindir de la visita de pago al interior y ponemos rumbo a la famosa Torre Guinigi. Esta torre ofrece unas vistas espectaculares desde su mirador. La entrada cuesta 4€ por persona y hay que subir a pie por sus más de 200 escalones, ya que no dispone de ascensor. En la Via Sant’Andrea se encuentra el acceso a la torre, que con sus 44 metros de altura es parcialmente visible desde las calles aledañas. Podéis consultar los horarios de apertura en esta página web.

Fue construida en el siglo XIV, una época en la que Lucca llegó a contar con muchas más torres similares. De hecho, esta ciudad es conocida como «la ciudad de las cien torres y las cien iglesias». Hoy en día apenas se conservan unas pocas, siendo la Torre Guinigi (junto con la Torre delle Ore) la más conocida. Su característica principal es el jardín que la corona. Unos grandes árboles crecen en la cima de la torre, proporcionando algo de sombra que en verano se agradece mucho. Una vez llegamos arriba nos recibe una ventolera tremenda. Hay veces en que no se permiten visitas si el viento es muy fuerte, y no nos cuesta entender el motivo.

Las vistas de la ciudad y del paisaje de los alrededores son impresionantes. Desde aquí se puede admirar perfectamente la bonita Basílica de San Frediano.

El espacio en el mirador es bastante reducido y la zona de paso es muy estrecha. Se forman algunos atascos mientras vamos dando la vuelta para contemplar Lucca desde todos los ángulos posibles. Las vistas son insuperables. Se tiene una perspectiva de 360º sobre todo el centro de la ciudad. Sin duda nos parece que la subida a la Torre Guinigi es una de las cosas imprescindibles que hay que hacer al visitar Lucca.

La Piazza dell’Anfiteatro es visible desde aquí.

Una bonita plaza en el antiguo anfiteatro romano

Desde lo alto de la torre es posible contemplar la bonita Piazza dell’Anfiteatro. Hacia allí nos dirigimos una vez bajamos de nuevo a la calle. Esta plaza, una de las más originales y bonitas de Lucca, se encuentra sobre lo que en su momento fue el anfiteatro romano de la ciudad. Su forma ovalada deja clara cuál fue su función en la antigüedad.

Todo el perímetro de la plaza está ocupado por bonitos edificios y se accede a ella a través de cuatro puertas. En el interior, acogedor y tranquilo, es posible parar a tomarse algo en una de las terrazas que varios bares y restaurantes tienen allí montadas.

En el centro de la plaza se encuentra esta escultura.

Antes de dar por finalizada nuestra visita a Lucca nos acercamos hasta la muralla de la ciudad. Es posible recorrerla en su totalidad, bajo la sombra de los árboles que la bordean ofreciendo algo de sombra. Mucha gente alquila una bicicleta para darse una vuelta por allí.

La Basílica de San Frediano, junto a la antigua muralla.

Nosotros optamos por recorrer un pequeño tramo a pie. Accedemos a la muralla a la altura de la Basilica de San Frediano. Desde allí, además, se tienen unas buenas vistas de los cuidados jardines del Palazzo Pfanner, que se puede visitar previo pago.

Nos vamos hacia Pisa

Un breve y agradable paseo nos lleva de nuevo a la Porta Vittorio Emanuele y de ahí volvemos al coche. Ahora nos toca poner rumbo a la cercana Pisa, que nos aguarda a menos de 20 km. Lucca nos ha encantado y nos vamos con muy buen sabor de boca. Sin duda es una ciudad completamente recomendable en cualquier viaje a la Toscana. Nos alejamos con una incógnita: ¿conseguirá Pisa superar en belleza a Lucca, o nos decepcionará a causa de las altas expectativas? Os lo contamos en el próximo post.

2 respuestas a “Lucca: un paseo por la ciudad amurallada”

  1. […] haber disfrutado de una agradable mañana paseando por el centro histórico de Lucca, recorremos los apenas 20 km que nos separan de Pisa. Cuando se le pide a alguien que enumere […]

  2. […] esta zona del país pudimos visitar algunos de los pueblos toscanos más bonitos. Tras pasar por Lucca y Pisa, y antes de finalizar nuestra ruta en Florencia, pasamos cuatro días recorriendo lo mejor […]

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