Un paseo por la ciudad medieval de Vannes

Vannes

La importancia de Vannes durante la Edad Media es palpable todavía. Un paseo por sus calles llenas de edificios señoriales, las antiguas murallas y su imponente catedral dan fe de ello. Durante 15 años arrebató a Rennes su papel protagonista, ya que en 1675 la sede del Parlamento bretón se trasladó aquí. Pequeñas placitas llenas de casas con entramado de madera de vistosos colores salpican las calles del centro histórico. Nada mejor que comenzar nuestra visita por la Place Gambetta, ¿nos acompañáis?

Jardines junto a las murallas de Vannes

Place Gambetta: la mejor carta de presentación de Vannes

Vannes cuenta con un bonito puerto fluvial lleno de pequeñas embarcaciones deportivas. Los mástiles se recortan contra el cielo azul y una pequeña zona arbolada junto al canal invita a sentarse y contemplar las vistas. Encontramos aparcamiento gratuito junto al puerto y lo primero que hacemos es acercarnos hasta la oficina de turismo en busca de un mapa y algo de información. La oficina está situada en la amplia explanada que se extiende junto al puerto. Para llegar a ella debemos rodear el canal, que termina abruptamente en la Place Gambetta.

Aun no hemos comenzado nuestro paseo por el centro histórico y ya vemos las primeras casas con entramado de madera. Están en la rue du Port, a cuatro pasos de la oficina de turismo. Pintadas de vistosos colores, atraen las miradas de todo el mundo.

Volvemos sobre nuestros pasos a la Place Gambetta. Esta elegante plaza semicircular sirve de encuadre perfecto para la Porte Saint-Vincent. Se trata de la principal puerta de acceso al centro histórico de Vannes junto con la Porte Prison, en el extremo norte de las murallas.

Nos parece buena idea comenzar la visita a Vannes por la puerta Saint-Vincent, callejear sin prisas por todo el centro y después salir por la Porte Prison para recorrer el precioso jardín que se extiende al pie de las murallas hasta llegar de nuevo a la Place Gambetta.

Place des Lices: la plaza del mercado

La calle Saint-Vincent nos conduce directamente hasta la Place des Lices. Se trata de una animada calle comercial llena de pequeñas boutiques que desemboca en esta plaza peatonal. Aquí encontraréis el mercado municipal de Vannes. Además de productos frescos también venden comida preparada y todo tiene un aspecto delicioso. Aprovechamos que hace un día soleado y la temperatura es de lo más agradable para sentarnos en la plaza a comer unas crepes recién hechas.

Después de esta agradable y deliciosa pausa nos dedicamos a explorar un poco más el centro de Vannes. En la Rue des Halles y la Rue Saint-Salomon encontramos algunas de las casas con entramado de madera más bonitas. En nuestro deambular llegamos hasta el precioso edificio del Ayuntamiento de Vannes y a continuación nos adentramos de nuevo en el casco antiguo por la Rue Emile Burgault. La catedral despunta sobre el resto de edificios y hacia ella nos dirigimos.

Rue Saint-Salomon
Ayuntamiento de Vannes
Rue Emile Burgault

El rincón más bonito de Vannes

La pequeña plaza Henri IV hace de antesala a la catedral. Probablemente es el rincón más fotografiado de Vannes. No es para menos. Sus casas con entramado de madera de colores son de las más bonitas que hemos visto. Al salir de la catedral tomamos la Rue Saint-Guenhaël, justo a su derecha, que nos sorprende con su bonita arquitectura y nos conduce directamente hasta la Porte Prison.

Rue Saint-Guenhaël

Unos jardines espectaculares

Toca ahora dar un paseo por el bonito Jardin des Remparts. Las flores de colores, el césped perfectamente cuidado y el río Marle convierten estos jardines en una visita obligada. La Torre del Condestable y el Castillo de Hermine son los dos puntos más destacados, junto con los antiguos lavaderos públicos. Los Lavoirs de la Garenne, con su estructura de madera y su tejado de pizarra, son de acceso libre. Los encontraréis junto a la Porte Poterne, otra de las puertas de entrada al centro histórico de Vannes.

Terminamos nuestro paseo en la Place Gambetta. Como se ha hecho la hora de comer entramos en una panadería cualquiera y compramos un par de quiches. Nos sentamos en un banco junto al puerto y nos las comemos tranquilamente, disfrutando de las vistas y del buen sabor de boca que nos deja la visita a Vannes.

Ahora toca seguir adelante con nuestra ruta, que va llegando a su fin. Nuestra siguiente parada será Josselin, ¿venís con nosotros?

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