«Atlas de las ciudades perdidas» de Aude de Tocqueville

Atlas de las ciudades perdidas

En este post os queremos hablar de un libro de lo más interesante. Se trata de Atlas de las ciudades perdidas, de la escritora francesa Aude de Tocqueville. Este libro es una muestra de la fascinación que logran despertar aquellas ciudades que, a lo largo de la historia y a causa de múltiples factores, han quedado abandonadas e incluso han desaparecido del mapa. Además, el texto viene acompañado de preciosas ilustraciones a todo color. Este libro es un regalo estupendo para aquellos que estén interesados por este tema.

Ilustración de Karin Doering-Froger

La eterna fascinación por los lugares abandonados

¿No os pasa a vosotros que cuando visitáis un lugar abandonado sentís un escalofrío que os recorre la columna vertebral? Ya sea un solo edificio o una ciudad entera, ver las ruinas de lo que antaño fue un lugar lleno de gente y de vida es algo un tanto siniestro. Esos lugares tienen un aura fantasmagórica que provoca desasosiego. Pero a la vez son tan interesantes que no podemos dejar de visitarlos si tenemos la oportunidad.

Ilustración de Karin Doering-Froger

Conocer las razones por las que una ciudad entera pudo terminar así es el objetivo de Atlas de las ciudades perdidas. La autora, que es una apasionada de la historia, explica de manera muy amena las razones del declive de más de 40 ciudades repartidas por todo el mundo.

Algunas se remontan a la antigüedad, como Cartago (Túnez) o Leptis Magna (Libia). Otras son famosas precisamente por la destrucción que sufrieron y cada año atraen a miles de visitantes. Es el caso de Pompeya (Italia). O de Prypiat (Ucrania), que cada año despierta más interés a pesar del riesgo que entraña la radiación desde el accidente de Chernobil.

Ilustración de Karin Doering-Froger

Las causas que llevaron a estas ciudades a su desaparición son de lo más variadas. Catástrofes naturales, acontecimientos históricos, guerras, el declive económico… Sea cual fuere la causa que llevó al abandono de estos lugares, el resultado final ha terminado siendo el mismo para todos ellos.

Atlas de las ciudades perdidas: un repaso a las más interesantes

De algunas de las ciudades mencionadas en Atlas de las ciudades perdidas no habíamos oído hablar antes. Otras son muy conocidas y son destinos que muchos viajeros incluyen en sus rutas.

Es el caso de Kolmannskuppe, en Namibia. Las imágenes de las casas abandonadas engullidas por el desierto del Namib, con las habitaciones sepultadas por la arena, impresionan bastante. Esta población se creó después de descubrirse la existencia de diamantes en la zona. Es el típico ejemplo de pueblo minero que termina siendo abandonado una vez se agota el filón.

Ilustración de Karin Doering-Froger

Lo mismo sucedió con otra población mencionada en Atlas de las ciudades perdidas. Se trata de Calico, en Estados Unidos. Este pueblo fantasma californiano es muy visitado por aquellos que hacen una ruta por la costa oeste del país. Hoy en día se ha convertido en una especie de parque temático, lo que le resta autenticidad.

Ilustración de Karin Doering-Froger

Sin embargo, en Estados Unidos hay muchos otros pueblos fantasma, la mayoría de origen minero, que se conservan prácticamente intactos. Durante nuestro road trip por el norte del país tuvimos ocasión de conocer Garnet Ghost Town, en Montana, del que ya os hablamos en este post.

Garnet Ghost Town es el típico pueblo minero abandonado

En Estados Unidos existe otra población tristemente famosa tras quedar abandonada. Se trata de Centralia, bajo cuyo subsuelo arde un fuego que no se ha podido apagar desde 1962. Esta población se asienta sobre unos inmensos depósitos de carbón que empezaron a arder y terminaron causando la evacuación forzosa. A pesar del riesgo que existe, mucha gente visita Centralia movida por la curiosidad y el morbo. De este lugar también habla Bill Bryson en su libro Un paseo por el bosque, del que ya os hablamos anteriormente aquí.

Ciudades perdidas de los cinco continentes

En Atlas de las ciudades perdidas se mencionan ejemplos de todos los continentes. En Sudamérica, por ejemplo, existe la ciudad de Epecuén (Argentina), inundada tras la rotura de un dique y que no resurgió a la superficie hasta que bajó el nivel del agua.

Ilustración de Karin Doering-Froger

Asia también cuenta con varias ciudades perdidas, como es el caso de la isla de Hashima, en Japón. Si habéis visto la película Skyfall, de James Bond, seguro que ya sabéis de qué isla se trata. Fue habitada tras descubrirse un yacimiento de carbón y en 1959 llegó a tener la mayor densidad de población del mundo. Desde el año 2009 es posible visitarla y sin duda debe de merecer la pena, a pesar del aire siniestro y fantasmal de las construcciones abandonadas.

Ilustración de Karin Doering-Froger

Todos estos casos nos sirven para recordar que las ciudades evolucionan constantemente. No son construcciones estáticas sino que a lo largo de la historia surgen y decaen, al igual que las civilizaciones que las habitan. Si queréis descubrir más ejemplos no dudéis en echarle un vistazo al libro. Atlas de las ciudades perdidas es una lectura amena y nada pesada. Es perfecta para los interesados en la historia y la geografía.

Ilustración de Karin Doering-Froger

La triste historia de Jánovas: un pueblo abandonado en el Pirineo aragonés

En España también es habitual toparse con poblaciones abandonadas, especialmente en zonas rurales del interior y de alta montaña. La despoblación de estas zonas, que poco a poco han ido perdiendo a sus habitantes más jóvenes, ha terminado por dejar un reguero de pueblos fantasma que, en algunos casos, han vuelto a la vida gracias a la iniciativa de gente cada vez más cansada de la gran ciudad y que aspira a una vida más sencilla y en contacto con la naturaleza.

Un caso aparte lo encontramos en el municipio aragonés de Jánovas. Tuvimos ocasión de visitarlo durante un viaje reciente al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Ya habíamos oído hablar de la triste historia de Jánovas, un pueblo antaño lleno de vida del que hoy en día tan solo quedan en pie los muros de piedra de sus casas.

Enclavada junto al río Ara, Jánovas fue expropiada a sus legítimos dueños tras proyectarse la construcción de un pantano que inundaría los terrenos en los que se asienta. A pesar de la oposición de sus habitantes, nada se pudo hacer para evitarlo y fueron obligados a marcharse de sus casas.

Tras el fracaso de ese proyecto, que nunca llegó a realizarse, se terminó devolviendo las tierras a sus propietarios. Algunos ya han empezado a reconstruir sus casas, pero el estado de abandono del pueblo sigue siendo prácticamente total. Pasear por sus calles llenas de cascotes y malas hierbas provoca una gran tristeza. Sin embargo es un ejemplo de que con algo de voluntad, un pueblo abandonado puede volver poco a poco a la vida.

Una lectura muy recomendable

La historia de Jánovas podría haber aparecido fácilmente en Atlas de las ciudades perdidas. Fue fantástico poder dedicar algo de tiempo a explorarlo. Este libro nos animó a hacerlo y nos ha dado nuevas ideas acerca de lugares abandonados que quizá visitemos en futuros viajes. ¡Nada como una buena lectura para descubrir lugares e historias nuevos!

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