Bressanone

Bressanone

Bressanone (Brixen en alemán o Bresanona en su versión española) es una ciudad preciosa, probablemente la que más nos gustó de todas las que visitamos durante nuestro viaje por los Dolomitas. Su centro histórico de origen medieval es una verdadera maravilla, aunque seguramente fue su catedral la que terminó de enamorarnos.

Bressanone es la principal población de Val d’Isarco y creció a orillas del río Isarco (Eisack en alemán), justo en el punto en el que éste confluye con el río Rienza. El alemán es la lengua más hablada en esta región, cosa que se nota inmediatamente al poner un pie en la ciudad. Rica en historia y en patrimonio cultural, Bressanone es realmente interesante y merece la pena dedicar varias horas a conocerla.

El Duomo de Bressanone

En el centro de Bressanone se alza el precioso Duomo. Se trata del monumento más importante de la ciudad y es una visita imprescindible. La catedral se reconstruyó en el siglo XVIII en estilo barroco, de ahí su aspecto actual, aunque su origen es mucho más antiguo y se remonta al siglo X.

Bressanone
Bressanone

Los delicados colores pastel de su fachada y sus dos campanarios nos llaman enseguida la atención. En su bonito interior destaca principalmente el mármol de distintos colores que cubre paredes y columnas, los candelabros de cristal, el ornamentado techo y el precioso altar.

Si todo lo anterior ya nos ha gustado, la guinda a la visita es sin duda el espectacular claustro de la catedral. Decorado con frescos del siglo XIV, es una verdadera joya del románico.

Junto a la catedral se encuentra la iglesia parroquial de San Miguel, a la que pertenece la Torre Bianca, uno de los símbolos de Bressanone. Los orígenes de la iglesia son del siglo XI, aunque el aspecto actual de la torre data de 1459. Recubierta de granito gris de un tono tan claro que casi parece blanco, la Torre Bianca mide 72 metros de altura.

De paseo por el centro de Bressanone

Las calles más bonitas de Bressanone son las que rodean el Duomo. Un buen ejemplo es la Via Portici Maggiori junto con su hermana pequeña, la Via Portici Minori. Estas dos calles porticadas son las principales vías comerciales de Bressanone y son el lugar ideal para hacer algunas compras en cualquiera de las muchas tiendas resguardadas bajo sus arcadas.

En Via Bastioni Maggiori lo que más abunda son los restaurantes. La mayoría ofrecen menús del día o comida rápida como pizza o hamburguesas. A pesar de la falta de originalidad y de ser locales orientados principalmente a los turistas, los precios son bastante razonables.

Mientras paseáis por Bressanone podéis aprovechar para visitar el Museo della Farmacia o Pharmaziemuseum. Se encuentra en la Via Ponte Aquila, una vez pasada la Torre Bianca. En él se exponen frascos y viales antiguos, manuales de medicina ilustrados del siglo XVI y antiguos aparatos farmacéuticos.

Un museo en un antiguo palacio

El palacio Hofburg o Palazzo Vescovile es un palacio episcopal, construido como residencia para los obispos de Bressanone. Alberga en su interior el Museo Diocesano. Nosotros solo lo admiramos por fuera y no entramos a visitar el interior, pero aquí os dejamos el enlace a su página web por si os interesa.

Si disponéis de más tiempo y queréis estirar un poco más las piernas, os podéis acercar a pie (también se puede ir en coche) hasta la cercana Abbazia Novacella o Kloster Neustift. Está a unos 3 km del centro de Bressanone y es uno de los monasterios más importantes del Tirol del Sur. Cuenta con un claustro medieval, una biblioteca barroca y en él producen y venden su propio vino. Esta visita también tuvimos que dejarla de lado por falta de tiempo, pero a pesar de ello quedamos más que contentos con Bressanone y sus bonitas y animadas calles. Es sin duda una ciudad más que recomendable.

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Una respuesta a “Bressanone”

  1. […] Brunico (Bruneck en alemán) es la capital de Val Pusteria (Pusertal). Al igual que en la cercana Bressanone (Brixen), aquí el alemán es el idioma más hablado por sus habitantes. Brunico cuenta con un […]

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