Disfrutando de la mejor comida de Berlín

Berlín está demostrando ser una ciudad de lo más interesante. Hoy es nuestro penúltimo día en la ciudad y todavía tenemos muchos rincones por descubrir. También nos quedan pendientes un par de lugares donde probar una muestra de la mejor comida de Berlín, así que afrontamos este nuevo día con muchas ganas.

Un testimonio de la guerra

Para empezar la mañana nos acercamos a la Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm. Nos bajamos en la parada de metro de Kurfürstendamm y enseguida aparece ante nosotros.

Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm
A la derecha de la iglesia se encuentra el nuevo campanario, que en estos momentos está cubierto por unos andamios.

Fue destruida casi por completo por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Incluso estuvo a punto de ser derribada en su totalidad una vez finalizada la guerra, a causa de las precarias condiciones en las que quedó.

Es impactante contemplar las cicatrices de la guerra de una forma tan directa.
Es impactante contemplar las cicatrices de la guerra de una forma tan directa.

Sin embargo la oposición popular logró que se conservara tal como la vemos hoy en día, sirviendo como un recordatorio más de los horrores de la guerra. En su interior hay una interesante exposición fotográfica. En ella se muestra el edificio y los alrededores antes de la guerra, y como quedó la zona justo después.

Un detalle del campanario, que logró resistir en pie.
Un detalle del campanario, que logró resistir en pie.

Junto a la iglesia en ruinas se alzan dos curiosos edificios. Uno, el más bajo, tiene forma octogonal y el otro, más alto, es de forma hexagonal. Son una capilla y un campanario respectivamente, y están construidos en su totalidad con bloques de cristal azul.

En primer plano, la nueva capilla.
En primer plano, la nueva capilla.

Dentro de la capilla, con la extraña luz que se cuela a través de los bloques de cristal, se crea un ambiente de paz que invita a la reflexión.

Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm

El lugar perfecto para ir de compras

Tras salir de nuevo al exterior y al ruido de la calle, nos paseamos por un tramo de la avenida Kurfürstendamm, más conocida como Ku’damm. Es la principal avenida comercial de la ciudad, repleta de tiendas de todas las marcas que uno pueda imaginar. Durante los años en que la ciudad estuvo dividida por el muro, Kurfürstendamm fue el centro neurálgico del Berlín Occidental.

No muy lejos de allí, en la calle Tauentzienstrasse (a continuación de Ku’damm y prácticamente a la vuelta de la esquina de la Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm) se encuentra KaDeWe. Estos grandes almacenes, cuyo nombre es la abreviatura de Kaufhaus des Westens, son gigantescos y muy lujosos. Nosotros no nos acercamos a verlos, ya que sus precios no se ajustan a nuestro exiguo presupuesto. Sin embargo, parece ser que su fama es totalmente merecida. Entre lo más destacable está la sección de comida gourmet de la sexta planta, donde se puede disfrutar de un pedacito de la mejor comida de Berlín.

Descubriendo el tranquilo barrio de Schöneberg

Como ir de compras no entra en nuestros planes para hoy, optamos por coger el metro y acercarnos hasta el corazón del barrio de Schöneberg.

Schöneberg

Desde Nollendorfplatz vamos dando un agradable paseo hasta la plaza de Victoria Luisa. Allí la gente aprovecha el día espléndido que hace para tumbarse en el césped a leer o tomar el sol. Schöneberg es un interesante barrio, con muchas tiendas de antigüedades, bares y cafeterías. Sus calles son muy tranquilas e invitan a pasear sin prisas.

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Tras callejear un poco más por el barrio, volvemos de nuevo a la parada de metro de Nollendorfplatz por la calle Motzstrasse. Esta zona de Schöneberg es el corazón del barrio gay de Berlín. Las banderas arcoiris ondean orgullosas en los balcones y vemos tiendas eróticas que harían sonrojarse a más de uno.

El bonito barrio de Charlottenburg

Tras descubrir este agradable rincón de la ciudad, nos dirigimos hacia el palacio de Charlottenburg. El palacio se puede visitar por el módico precio de 12 euros. Construido en estilo barroco, data de 1699. Para nuestra desgracia, está totalmente cubierto por andamios debido a los trabajos de mantenimiento que se están realizando, así que nos conformamos con recorrer el agradable paseo arbolado de Schlosstrasse. Esta zona es otro buen ejemplo de ese Berlín más elegante y alejado del bullicio del Berlín Este.

Berlin

Rogacki: posiblemente la mejor comida de Berlín

Como ya se ha hecho la hora de comer, nada mejor que acercarnos hasta Rogacki (Wilmersdorfer Strasse 145), una tienda de alimentación delicatessen que lleva desde 1928 sirviendo productos de calidad.

Rogacki Berlin

Además de comprar al peso cualquier cosa que se os ocurra (quesos, charcutería, encurtidos, carne o pescado), también se puede comer allí mismo.

Rogacki Berlin
En el interior del local hay unas mesas en las que comer de pie. El ir y venir de la gente es constante y el servicio es de lo más eficiente.

Rogacki Berlin

Rogacki Berlin
En los largos mostradores se puede encontrar cualquier tipo de comida que uno pueda imaginar.

Es una experiencia de lo más recomendable. La comida está deliciosa y bien de precio, pero con el plus añadido de comer entre gente del barrio en un local que no parece haber cambiado demasiado en las últimas décadas. Sin duda, auténtica cocina alemana y (quizá) la mejor comida de Berlín.

Tiergarten: el pulmón verde de Berlín

Para bajar la copiosa comida, nada mejor que tumbarse un rato a la sombra en Tiergarten. Hacia allí nos dirigimos. El parque es enorme y cuenta con muchos puntos interesantes que visitar. De todos ellos quizá el más destacable es la Columna de la Victoria. Está situada en una importante rotonda y con sus 69 metros de altura es visible desde lejos.

Tiergarten

Los berlineses han salido como setas a aprovechar estos últimos días de verano. En cualquier trozo de césped bañado por el sol se puede ver a gente tumbada disfrutando de un merecido descanso.

Tiergarten

Incluso hay una zona del parque que al parecer es nudista, porque la gente toma el sol completamente desnuda. Nosotros optamos por encontrar un banco a la sombra en el que sentarnos a leer un rato mientras contemplamos el ir y venir de paseantes y ciclistas.

Tiergarten

La cara menos agradable de la ciudad

A media tarde volvemos al hotel a arreglarnos. A las ocho hemos quedado con nuestra amiga berlinesa para cenar en Markthalle Neun. Nos encontramos con ella en la parada de metro de Görlitzer, donde ya habíamos estado un par de días antes mientras conocíamos el barrio de Kreuzberg, que tanto nos gustó.

Berlin

Sin embargo, el ambiente nocturno no es exactamente igual que el que se vive durante el día. Mientras esperamos a que ella llegue, un grupo de chicos bastante numeroso aparece en la estación. Cada vez que para un tren, se acercan a algunas de las personas que bajan y les dicen algo de forma discreta. No hablan con todo el mundo, solo con algunas personas que eligen cuidadosamente (hombres solos o gente joven, principalmente). No sabemos de que va el tema, pero está claro que algo se traen entre manos. César incluso ve a uno de los chavales meterse un billete arrugado en la cartera tras lo que parece un intercambio sospechoso.

Cuando llega nuestra amiga, nos confirma que eso es de lo más habitual en esa parada de metro. Son chicos que trapichean con drogas y al parecer todo el mundo lo sabe. Nos cuenta que el ambiente del barrio por la noche quizá no es el mejor, pero como vamos los tres juntos tampoco tenemos sensación de peligro en ningún momento. Además, a esa hora relativamente temprana hay muchísima gente por la calle y los restaurantes, todos con sus terrazas en la calle, están llenos hasta la bandera.

Una cena en Markthalle Neun: disfrutando de la mejor comida de Berlín

Markthalle Neun (Eisenbahnstrasse 42) es un mercado que sirve comida gourmet en su Street Food Thursday. Así, todos los jueves el mercado se convierte en un bullicioso lugar con mesas comunales en el que probar deliciosa comida de todos los rincones del mundo: desde tapas españolas a comida turca, pasando por comida oriental o empanadas argentinas, todo ello regado con la mejor cerveza artesana. Sin duda se trata de un ejemplo en versión internacional de la mejor comida de Berlín. Nos decantamos por un clásico pulled pork sandwich y una generosa ración de fantástica moussaka. El punto dulce lo ponen unos helados riquísimos.

Después de la cena, nuestra amiga nos lleva a una cervecería artesana en Wedding, llamada Eschenbräu (Triftstrasse 67). Disponen de una gran variedad de cervezas elaboradas de forma totalmente artesanal entre las que elegir. También elaboran sus propios zumos de manzana, de los que también tienen distintos tipos. Allí nos tomamos algo antes de despedirnos de ella y marcharnos al hotel.

Ha sido un día de lo más interesante. Hemos disfrutado con la gastronomía local, probando la mejor comida de Berlín, y al mismo tiempo hemos conocido bonitos rincones de la ciudad.

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