Huelgoat: senderismo en el bosque del Rey Arturo

Huelgoat

La discreta y pequeña población de Huelgoat seguramente pasaría desapercibida para la mayoría de visitantes si no fuera por el bonito bosque que la rodea. Enclavada en los Montes de Arrée y a orillas de un pequeño lago, Huelgoat forma parte del Parque Natural de Armorique. Su bosque parece sacado de un cuento de hadas y está plagado de leyendas. Nombres como el del rey Arturo o el gigante Gargantúa forman parte de la mitología del lugar. Grutas, peculiares formaciones rocosas, gargantas excavadas por el río Argent y una frondosa vegetación hacen del bosque de Huelgoat un lugar especial. Lo mejor de todo es su fácil acceso, ya que el pueblo está literalmente pegado al bosque.

Un paseo por el centro de Huelgoat

Existen varios circuitos para explorar el bosque de Huelgoat. También es posible rodear el lago dando un paseo por la Promenade Joseph Guillou. Sobre todas estas opciones encontraréis más información en la Oficina de Turismo, situada en la Place Aristide Briand. Aprovechad para visitar la iglesia de Saint-Yves, en la misma plaza, y para recorrer las dos calles que constituyen el centro urbano de Huelgoat.

El Moulin du Chaos es el principal punto de inicio y final de estos circuitos. Construido en 1339, es el edificio más antiguo de Huelgoat. Alberga una pequeña galería de arte y la exposición se puede visitar libremente. Detrás del molino, el bosque aguarda. Un amontonamiento de grandes bloques de granito da nombre al lugar, ya que en geomorfología se llama caos a este tipo de formación. Sin embargo, cuenta la leyenda que fue el gigante Gargantúa quien, enfadado ante la falta de hospitalidad de los lugareños, se dedicó a lanzarles rocas que quedaron así dispuestas.

La Gruta del Diablo: bienvenidos al Infierno

El día de nuestra visita el tiempo no acompaña. Empieza a llover al poco rato y eso acorta mucho nuestro paseo por el bosque. Nos quedamos solamente en los alrededores del Moulin du Chaos, sin llegar a adentrarnos de verdad en el bosque ni explorar algunos de los rincones más populares pero más lejanos.

Descendemos a la Grotte du Diable, supuesta entrada al Infierno. Por una empinada escalera se accede a esta cueva por la que se precipita el río Argent. Cuidado con los resbalones y los coscorrones en la cabeza. Está oscuro y hasta que no se nos acostumbran los ojos tan solo oímos el estruendo del agua.

Hay varias leyendas acerca de esta gruta. Una de ellas cuenta que por aquí se accedía a una caverna con 99 posadas. A medida que los huéspedes de esas posadas avanzaban más profundamente en la caverna, la comida era más sabrosa y la bebida más embriagadora. Las criadas eran bonitas y serviciales, con lo que la tentación estaba servida. Los huéspedes iban pasando de posada en posada y al llegar a la última se encontraban con el mismísimo Diablo esperándolos. Los que habían logrado llegar hasta allí sobrios tenían suerte y eran devueltos al pueblo sanos y salvos. Pero al resto les aguardaba en Infierno, ya que el Diablo los mandaba allí de cabeza ensartados en su tridente.

Los rincones más populares del bosque de Huelgoat

Cerca de la Grotte du Diable hay otras populares formaciones rocosas. Están el Champignon y la Roche Tremblante, por ejemplo. La primera tiene forma de champiñón gigante, mientras que la segunda es un enorme bloque de granito que oscila ligeramente si se aplica presión en un punto determinado que todo visitante se afana en encontrar.

Aunque os quedéis sin ver la mayoría de las formaciones rocosas que dan fama al bosque de Huelgoat por culpa de la lluvia (como nos pasó a nosotros), seguro que disfrutáis dando un paseo.

No muy lejos de allí está también Le Ménage de la Vierge. Se dice que esta fue la primera casa de la Virgen. Mucha imaginación hay que tener para distinguir entre el amontonamiento de rocas las formas de una cama, un caldero, los utensilios de cocina e incluso la cuna de Jesús.

Con la lluvia arreciando optamos por finalizar aquí nuestra visita. Nos quedamos sin ver muchas otras formaciones peculiares. Entre las más destacadas están la Grotte d’Arthus, que habría servido de refugio al mismísimo rey Arturo, o el Camp d’Arthus, lugar en el que estaría escondido su tesoro.

Nos ha gustado dar este breve paseo por un bosque tan bonito como el de Huelgoat. Si viajáis con niños seguro que les encanta. A nosotros nos ha dejado un tanto indiferentes en cuanto a su faceta más legendaria, pero aún así es un buen lugar en el que hacer una breve parada para estirar las piernas y descansar un rato de tanto coche.

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