Fougères: una fortaleza medieval impresionante

Fougères

Procedentes de Vitré, unos 30 km al sur, llegamos a Fougères a media tarde. Vamos a pasar la noche aquí, en su camping municipal, del que os contamos más en este otro post. Al igual que Vitré, Fougères es conocido por su castillo medieval. Por su posición fronteriza entre el Ducado de Bretaña y el Reino de Francia, se hacía necesario contar con un buen sistema defensivo. Este impresionante castillo, en un estado de conservación excelente, es visita obligada si os gustan este tipo de construcciones y queréis viajar a la Edad Media por un rato.

Pero lo primero es lo primero. Empezamos nuestra visita a Fougères con una visita a su Oficina de Turismo. La encontraréis en el número 2 de la Rue Nationale. Hay una amplia zona de aparcamiento no muy lejos de allí. También podéis optar por dejar el coche junto al castillo y subir dando un paseo hasta aquí. Si no os apetece mucho caminar, podéis montar en el trenecillo turístico que recorre los principales puntos de interés. Su punto de partida está en la Place Raoul II, junto al castillo. Con un plano de la población en mano, nos lanzamos a descubrir los rincones más bonitos de Fougères.

Un paseo por la ciudad alta

Una de las cosas que nos llama enseguida la atención es que en Fougères el castillo se encuentra en la parte baja de la ciudad. La ciudad alta, el núcleo urbano propiamente dicho, se encuentra a un nivel más elevado, algo que permite tener unas vistas sin igual del conjunto medieval. La Rue Nationale es la calle principal de Fougères. En esta zona de la ciudad las construcciones son de granito en su mayoría. Durante el siglo XVIII buena parte de los antiguos edificios de madera quedaron destruidos en un incendio. En su reconstrucción se optó por un material más duradero, algo que no le resta ni un ápice de encanto al conjunto.

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No todo se perdió entre las llamas. Le Beffroi, un campanario que data de 1397, es un claro ejemplo. Es el más antiguo de este tipo de toda la Bretaña. Junto al de Dinan, es el único que se conserva. La gran estructura octogonal está rematada por un pináculo de pizarra. Este campanario hacía también las funciones de torre de centinela. En caso de incendio el tañido de la campana alertaba a los vecinos. En una época en la que las construcciones de madera eran la norma, y como demuestra el hecho de que buena parte se perdieran por culpa del fuego, no se puede negar su utilidad.

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Dentro de la homogeneidad arquitectónica de la ciudad alta, una vivienda destaca sobre las demás. En el número 51 de la Rue Nationale una preciosa casa del siglo XVI con entramado de madera y un bonito porche alberga el Musée Emmanuel de la Villéon. Este pintor, considerado uno de los últimos impresionistas, nació en Fougères en 1858. Destacó como paisajista y por sus escenas campesinas, con influencias de Monet, Cézanne o Van Gogh. La entrada al museo cuesta solo 2€. Si os interesa el arte y os lo encontráis abierto (no fue nuestro caso) seguro que merece la pena entrar a echar un vistazo a las obras expuestas.

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La iglesia de Saint-Léonard y los jardines públicos de Fougères

Al final de la Rue Nationale se encuentra la bonita iglesia de Saint-Léonard y, junto a ella, el Ayuntamiento. Lo más destacable del interior de la iglesia son sus bonitas vidrieras. En temporada alta se puede visitar el campanario por el módico precio de 2€. Si presentáis el ticket de entrada al castillo podréis acceder gratis. Las vistas desde arriba seguro que son espectaculares. No dejéis pasar la ocasión de subir a echar un vistazo si vuestra visita coincide con el horario de apertura.

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Lo más bonito, no obstante, aguarda en el exterior. Un jardín precioso, a rebosar de flores de colores, de despliega en la parte trasera de la iglesia. Más allá, los jardines públicos de Fougères nos conducirán hasta la parte baja de la ciudad.

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Allí aguardan el castillo y el antiguo barrio medieval, así como la hermosa iglesia de Saint-Sulpice. Las vistas panorámicas que se tienen desde los jardines son magníficas. Por primera vez desde que hemos empezado nuestra visita a Fougères podemos echar un vistazo al castillo, por cuyos muros vamos a estar paseando dentro de poco.

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Saint-Sulpice: el barrio de los artesanos

El barrio de Saint-Sulpice es el más antiguo de la ciudad. Se distribuye en torno al castillo y al río Nançon. Aquí se encontraban los talleres y los molinos de la ciudad, que se abastecían de agua del río y que dieron lugar a una importante industria textil durante los siglos XIV-XVI. Tintoreros, curtidores y pañeros producían paños de lana y telas de lino, además de zapatos cosidos a mano que ya en el siglo XIX, después de la modernización de la industria, convirtieron a Fougères en la capital mundial del calzado. Testimonio de este pasado son los nombres de algunas calles de este barrio, como la Rue des Tanneurs o la Ruelle de la Filature.

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La Place du Marchix es el corazón del Fougères medieval y uno de los rincones más bonitos de la ciudad. Preciosas casas con entramado de madera del siglo XVI bordean esta plaza. Aquí se celebraba el mercado durante la Edad Media. En las calles de alrededor hay más casas antiguas. Lo mejor es dar una vuelta sin prisas para no perder detalle.

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A cuatro pasos de la plaza se encuentra la iglesia de Saint-Sulpice. Lo que más nos llama la atención de su interior es el techo abovedado de madera, que recuerda al casco de un barco del revés.

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Castillo de Fougères: una fortaleza medieval impresionante

Continuamos nuestro paseo bordeando el exterior del castillo. Construido sobre un promontorio rocoso, sus dimensiones nos hacen sentir como pequeñas hormiguitas mientras caminamos junto al foso y nos paramos cada dos pasos a sacar una foto. Su construcción comenzó en el siglo XII, después de que una edificación anterior quedara destruida. Durante 400 años se fue ampliando y mejorando hasta adquirir su aspecto definitivo. Las murallas, que se pueden recorrer en su totalidad, están perfectamente conservadas, así como las torres, almenas y matacanes.

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El acceso al castillo, previo paso por las taquillas para comprar las entradas, se encuentra en la plaza Pierre Symon. Os dejamos aquí el enlace a la web oficial para que consultéis horarios de apertura y tarifas. Las vistas desde lo alto de las murallas son excelentes. Tomaos vuestro tiempo y calculad alrededor de una hora y media para la visita.

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Os dejamos unas cuantas fotos de la visita al castillo. Ya se sabe que una imagen vale más que mil palabras, así que aquí van algunas.

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Una vez terminada la visita al castillo toca volver a la parte alta de Fougères. Tomamos la Rue de la Pinterie, a mano derecha desde la plaza Pierre Symon. Paramos un rato en un agradable jardín público antes de continuar el ascenso y poner punto final a la visita a Fougères.

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La siguiente etapa del viaje nos va a llevar a uno de esos lugares míticos que suele estar en las primeras posiciones en la lista de deseos de la mayoría de viajeros: el Mont Saint-Michel.

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