Oltrarno: la otra cara de Florencia

Oltrarno

Amanece en Florencia y nos ponemos en marcha dispuestos a pasar nuestro segundo día en esta fascinante ciudad. Tras un rápido desayuno nos acercamos a la parada del autobús que nos llevará al centro. El día de ayer dio mucho de sí, así que hoy nos vamos a tomar las cosas de manera más relajada y sin prisas. Nuestro objetivo es dar un paseo por Oltrarno, un barrio de lo más tranquilo lleno de rincones encantadores.

Oltrarno se situa en la orilla izquierda del Arno. Aquí se vive a un ritmo distinto, mucho más pausado que en centro hiperturístico de Florencia. Los vecinos se saludan al cruzarse por la calle y se respira ese ambiente de barrio que cada vez escasea más en las grandes ciudades.

Una de las tranquilas calles de Oltrarno

Oltrarno es un barrio bastante modesto, con menos palacios y más casas de gente de clase trabajadora. Aunque cada vez se pueden ver más turistas paseando por sus tranquilas calles, su presencia es abrumadoramente inferior a la que hay en los lugares de más renombre de Florencia.

Porta Romana: nuestra vía de acceso a Oltrarno

Empezamos nuestro recorrido por Oltrarno en Porta Romana. Esta era la puerta situada más al sur de la muralla que rodeaba Florencia en el siglo XIII. Afortunadamente para nosotros, el autobús nº 37 que cogemos en Bottai tiene una parada justo allí. El tráfico es bastante intenso y un poco agobiante, pero nada más atravesar la puerta ya se nota un cambio. El ajetreo queda atrás, junto con el ruido.

La Via dei Serragli forma una linea completamente recta que lleva de Porta Romana hasta el Ponte alla Carraia. Sin embargo no vamos a llegar tan lejos. A la altura de la Via della Chiesa giramos a la izquierda: buscamos un rincón tranquilo donde sentarnos a desayunar y lo encontramos en la Piazza Torquato Tasso. En un banco a la sombra nos comemos el donut y el croissant que hemos comprado en una pastelería cercana. Damos a continuación un pequeño rodeo hasta llegar a la Piazza del Carmine. Allí se encuentra una de las muchas iglesias que hay en Oltrarno: la iglesia de Santa Maria del Carmine.

El altar de Santa Maria del Carmine

Santa Maria del Carmine: una pequeña iglesia con mucho que ver

La entrada a esta bonita iglesia es gratuita, cosa que nuestro bolsillo agradece. La fachada está sin terminar, pero el interior merece la pena. Uno de los tesoros que esconde Santa Maria del Carmine es la Capilla Brancacci, decorada por Masolino y Masaccio y terminada por Filippino Lippi. Para entrar a la capilla sí que hay que pagar entrada (4,5€ por persona). Aunque seguramente merece la pena la visita, nosotros optamos por prescindir de ella y nos conformamos con contemplar el interior de la iglesia.

Nos sentamos un rato en uno de sus bancos a disfrutar de esa serenidad tan especial que transmiten siempre las iglesias y catedrales, con el olor a cera quemada de las velas perfumando el ambiente.

De iglesia en iglesia: la Basilica di Santo Spirito

Tras este agradable descanso retomamos nuestro paseo, que nos lleva hasta otra iglesia. La Basilica di Santo Spirito, situada en la plaza del mismo nombre, tiene una fachada de lo más insulsa ya que quedó inconclusa.

Debía realizarla Brunelleschi, que al menos sí que pudo encargarse de parte del interior de la iglesia. La entrada es totalmente gratuita, incluso a los claustros. En la Basilica di Santo Spirito se puede admirar, además, un crucifijo de madera realizado por Miguel Angel.

Palazzo Pitti: un gran palacio reconvertido en múltiples museos

En Oltrarno no solo hay iglesias y calles tranquilas. Allí se encuentra también un gran palacio: el Palazzo Pitti. El edificio es enorme y alberga varios museos. En su interior se pueden visitar la Galleria Palatina, el Museo degli Argenti, la Galleria D’Arte Moderna o la Galleria del Costume, entre otros. Aunque en la Galleria Palatina se pueden contemplar importantes obras de arte, optamos por saltarnos la visita. Al fin y al cabo tenemos previsto visitar la Galería de los Uffizi por la tarde. Por tanto, solo admiramos el exterior del Palazzo Pitti y nos ahorramos el precio de las entradas.

Es habitual que tras una visita al palacio, que seguramente sea agotadora en vista de sus dimensiones, los visitantes se tomen un descanso en el Giardino di Boboli. Aunque la idea de dar un paseo por este bonito jardín resulta muy tentadora, el hecho de que haya que pagar para poder entrar nos echa para atrás.

El Palazzo Pitti se encuentra en la plaza del mismo nombre.

El Palazzo Pitti se encuentra muy cerca del Ponte Vecchio, que ya vimos el día anterior. Nos toca cruzar el río para terminar algunas visitas que nos quedaron pendientes en el centro de Florencia. Decidimos terminar nuestro paseo por Oltrarno callejeando un poco más mientras vamos en dirección al Ponte alla Carraia.

Basílica de San Lorenzo: una iglesia con una biblioteca muy especial

Una vez al otro lado del Arno nos dirigimos hacia la Basílica de San Lorenzo. La Via del Moro y la Via del Giglio nos conducen casi en linea recta hasta la plaza donde se levanta la basílica. Esta zona vuelve a ser un hervidero de gente, lo que nos descoloca un poco después de la tranquilidad de Oltrarno.

La fachada inacabada de la Basílica de San Lorenzo.

Nos dirigimos a la taquilla a comprar nuestras entradas. La visita a la Basílica de San Lorenzo se divide en tres zonas bien diferenciadas: la basílica propiamente dicha, la Biblioteca Medicea Laurenziana y la Capilla Medicea, que es el mausoleo de la familia Médici. Lo mejor de todo es que se pueden comprar las entradas por separado, de modo que solo hay que pagar por ver lo que a uno realmente le interesa. La entrada a la basílica nos cuesta 6€ por persona, a los que sumamos los 2,5€ adicionales para acceder a la biblioteca. Ahora nos arrepentimos de no haber comprado también la entrada a la capilla, así que si alguna vez regresamos a Florencia no dudaremos en visitarla.

El bonito claustro de la Basílica de San Lorenzo

Un claustro con vistas

La tosca fachada de la Basílica de San Lorenzo debería haber sido decorada por Miguel Ángel, pero el proyecto nunca se llevó a cabo y se optó por dejarla tal cual. Empezamos la visita por el bonito claustro, que ofrece unas vistas fantásticas de la cúpula del Duomo y el Campanile.

Desde allí accedemos a la Biblioteca Medicea Laurenziana, a través de una escalinata diseñada por Miguel Ángel. Aquí se conserva la colección de manuscritos de los Médici, aunque no estén expuestos al público. Sin embargo, sí que hay una pequeña muestra de libros antiguos de lo más interesante.

La escalera de acceso a la Biblioteca Medicea Laurenziana
Los suelos de la biblioteca son tan delicados que solo se puede caminar por la zona cubierta por una alfombra.
Un rincón muy especial de la Biblioteca Medicea Laurenziana

Por último accedemos al interior de la Basílica de San Lorenzo. Es muy amplia y luminosa, aunque quizá un poco austera para nuestro gusto.

Mercato Centrale: el mejor street food de Florencia

Tras esta interesante visita salimos de nuevo a la calle y comprobamos que se nos ha hecho la hora de comer. Nada mejor que acercarnos al Mercato Centrale, allí al lado, para saciar el hambre. Este mercado, que también se llama Mercato di San Lorenzo, data de 1874 y ocupa un precioso edificio de hierro forjado.

En la planta inferior se encuentran los puestos donde se venden todo tipo de alimentos, mientras que la planta superior está dedicada por completo al mejor street food.

Es difícil elegir entre una oferta tan variada, pero finalmente nos decantamos por un puesto en el que venden distintos tipos de frituras. Elegimos unos aros de cebolla y unas tiras de calabacín de lo más crujientes, además de unas grandes bolas de patata.

Nos cuesta 7€ (no compramos bebida porque llevamos nuestra propia agua) y nos sentamos en las mesas comunales que ocupan la mayor parte del espacio. Está todo lleno, así que tenemos suerte de encontrar un hueco libre. Después bajamos al piso de abajo a curiosear entre los distintos puestos y descubrimos que en algunos también preparan comida.

Comida rápida al estilo italiano: eliges la pasta, eliges la salsa, y en unos minutos tienes tu comida lista

Como nos hemos quedado con hambre, decidimos comprar una ración de ravioli al limón con salsa de nueces y parmesano por 5€. Nos la sirven en un plato de plástico y como no encontramos sitio donde sentarnos salimos fuera y nos acomodamos en un rincón del exterior del mercado. Los ravioli están absolutamente deliciosos y los saboreamos bien despacio. Os recomendamos una visita a este mercado, merece la pena y el ambiente es muy animado.

Galería de la Academia: el hogar del David de Miguel Ángel

Tras la comida nos acercamos hasta la Galería de la Academia, que no se encuentra muy lejos. Queremos ver si a esta hora hay mucha cola para entrar. Tampoco es que estemos seguros de querer entrar: con tan poco tiempo disponible no nos queda más opción que elegir entre la Galería de la Academia y la de los Uffizi. Al ver la tremenda cola de gente que hay esperando, la decisión está clara. Nos damos media vuelta no sin cierto pesar. Nos hubiera encantado ver el David de Miguel Ángel, además de muchas otras obras maestras. Pero tendrá que ser en otra ocasión. Al menos vimos la replica que hay frente al Palazzo Vecchio.

Galería de los Uffizi: evitando colas a última hora de la tarde

Tras una breve parada en una cafetería para reponer fuerzas con un café y un refresco, nos vamos hacia la Galería de los Uffizi. Entre la pausa que hemos hecho y el rodeo que damos para llegar hasta allí (al fin y al cabo no queremos desaprovechar la ocasión de callejear una vez más por Florencia), para cuando llegamos a las taquillas falta una media hora para que cierren. Y no podríamos haber llegado en un momento mejor: apenas hay cola.

La magnífica Tribuna de los Uffizi, con su techo de nácar, es quizá la sala más impresionante de todo el museo

En unos 15 minutos tenemos las entradas en nuestro poder. Eso sí, ahora nos toca hacer una visita relámpago al museo, ya que en una hora más o menos cerrará sus puertas. Como tenemos bastante claro las obras que más nos interesa ver, vamos pasando de sala en sala echando un vistazo rápido. Este museo es sin duda impresionante, con magníficos cuadros que merecen ser contemplados con más detenimiento. Pero como el tiempo apremia vamos a ver uno de los principales reclamos del museo: El nacimiento de Venus de Botticelli.

Aunque este es el cuadro que más interés nos despierta, la lista de artistas de primer nivel parece interminable: además de Botticelli (tampoco hay que perderse otra magnífica obra suya, la Primavera), destacan Leonardo da Vinci, Durero, Miguel Ángel, Tiziano, Tintoretto, Caravaggio, Rubens, Rembrandt, Velázquez o Goya, entre muchos otros.

Un mirador excepcional: Piazzale Michelangelo

Cuando salimos de nuevo a la calle está empezando ya a atardecer. Estamos agotados después de todo el día yendo arriba y abajo. Pero aún nos falta bastante para poder descansar. No queremos perdernos las impresionantes vistas de Florencia que se tienen desde el Piazzale Michelangelo. Debemos atravesar de nuevo el río hasta Oltrarno, y a continuación subir una cuesta considerable hasta este mirador. Por el Ponte alle Grazie cruzamos el Arno, y por la Via di San Niccolò nos acercamos hasta la Porta San Miniato.

El Ponte alle Grazie no es precisamente el más bonito de Florencia. Detrás de él, al fondo, se puede ver la iglesia de San Miniato al Monte
Una barca navega por el río Arno

A partir de aquí empieza la subida, que con el cansancio acumulado se nos hace muy dura. La Via del Monte alle Croci pronto nos deja junto a las escaleras que nos llevan directamente al Piazzale Michelangelo. Hay que decir que podríamos haber subido en autobús, ya que tanto el 12 como el 13 paran justo allí. Pero el esfuerzo final ha merecido la pena una vez se abren ante nosotros las vistas panorámicas sobre Florencia. Hay muchísima gente disfrutando del atardecer igual que nosotros.

Unas vistas impresionantes

La mejor hora para subir hasta el Piazzale Michelangelo es al atardecer. También es cuando más gente hay.
La Basilica di Santa Croce se ve perfectamente desde el mirador. A mano derecha sobresale la Porta San Niccolo
El Ponte Vecchio no pierde su encanto desde la distancia

Pasamos un buen rato sacando fotos y descansando, hasta que decidimos que ha llegado la hora de marcharnos. Aún nos quedaría por ver la iglesia de San Miniato al Monte, conocida por sus mosaicos. Pero nos sentimos incapaces de dar un paso más, así que mucho menos de subir las escaleras que llevan hasta allí. El autobús nº12 no tarda en pasar y nos deja junto a la Porta Romana, donde hemos empezado hoy el día en Oltrarno. Allí esperamos a que pase el nº37, que nos dejará en el camping.

Se acerca el final del viaje

Ha sido un día de lo más completo que nos ha dejado exhaustos. Oltrarno nos ha encantado por la calma y tranquilidad que aún se respira en sus calles. Y la Galería de los Uffizi nos ha parecido impresionante. Como colofón al recorrido de hoy hemos disfrutado de unas vistas sin igual a esta bellísima ciudad. ¿Qué más se puede pedir? Ahora toca descansar porque mañana aún nos queda por ver el monumento más importante de Florencia: el Duomo. Después nos marcharemos de vuelta a casa, pero todavía no queremos pensar en que este viaje se acaba.

Una respuesta a “Oltrarno: la otra cara de Florencia”

  1. […] es el que más nos gusta. En el caso de la Galería de la Academia, como en Florencia visitamos la Galería de los Uffizi apenas tres meses antes y las obras expuestas son muy similares, optamos por prescindir de la […]

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