La Bretaña es una de las regiones más conocidas y más visitadas de Francia. Razones no le faltan, desde luego. Con una costa espectacular, unos pueblecitos medievales perfectamente conservados y una gastronomía excelente, la Bretaña llevaba mucho tiempo en nuestra lista de viajes pendientes. Es un destino cercano ideal para disfrutar de unas vacaciones cortas. No os recomendamos dedicarle menos de una semana, ya que hay muchos lugares que visitar. Condensando bastante las visitas, pero yendo sin prisas, pudimos hacer una ruta de lo más completa en tan solo 9 días.
A estos 9 días hay que añadirle dos más, ya que empleamos uno para ir y otro para volver. Optamos por viajar en nuestro propio coche desde Barcelona para tener libertad total por si surgía algún imprevisto (cosas de viajar en tiempos de coronavirus). Os hablaremos con más detalle sobre esta decisión un poco más abajo, pero ya os avanzamos que se nos hizo muy largo. A efectos prácticos, solo haremos referencia a los 9 días dedicados a la Bretaña francesa, obviando los otros dos porque no aportan información útil excepto en cuanto al presupuesto final.
Breizh: una región con identidad propia
La Bretaña cuenta con siglos de historia a sus espaldas y con un idioma propio, el bretón. Esto le aporta una enorme riqueza cultural, así como una identidad propia dentro del territorio francés. Aunque el bretón está seriamente amenazado y su supervivencia pende de un hilo, se están haciendo esfuerzos para recuperar esta lengua celta. Además de emplear el nombre de la región en bretón, Breizh, como reclamo publicitario, veréis que la mayoría de topónimos y carteles informativos están en ambos idiomas, bretón y francés. El bretón lo reconoceréis fácilmente por la cantidad de w, z y k que contiene.
Lo mejor de la Bretaña
La Bretaña ofrece una combinación estupenda de naturaleza, historia y arquitectura tradicional. Si a esto le añadimos una gastronomía deliciosa, lo tiene todo para enamorar enseguida al viajero. Podréis pasear por pequeños pueblecitos medievales que parecen sacados de un cuento. Con sus calles estrechas y sus casas de colores con entramado de madera, cada rincón aguarda con una nueva sorpresa. Hay multitud de castillos y fortificaciones que se pueden visitar, algunas de ellas junto al mar, que os transportarán a otras épocas.
La costa bretona es espectacular y sus mareas son de las más extremas del mundo. El pasado pesquero de la región se ha mantenido hasta hoy en día. Podréis degustar todo tipo de pescado y marisco fresquísimo, destacando especialmente las ostras. Si os va más lo dulce, estáis de suerte: la repostería bretona es espectacular. El Kouign Amann, una masa hojaldrada a base de mantequilla y azúcar, hará que os chupéis los dedos literalmente. Y, aunque técnicamente se encuentra en Normandía y no en la Bretaña, el Mont Saint-Michel os dejará con la boca abierta. Incluso a pesar de su ambiente de parque temático saturado y sobreexplotado, es fácil entender que sea uno de los monumentos más visitados del mundo.
Nuestro itinerario
Día 1: Rennes – Vitré – Fougères
Nuestra ruta empieza en Rennes, la capital de la Bretaña. Paseamos por el centro histórico y vemos las primeras casas con entramado de madera. En Vitré y Fougères visitamos sus respectivos castillos y paseamos por sus encantadoras calles empedradas.
Día 2: Mont Saint-Michel
Bajo un sol radiante iniciamos la visita a uno de los lugares más especiales del viaje. El Mont Saint-Michel, con su abadía del siglo X y sus estrechas callejuelas, nos ofrece unas vistas magníficas de la bahía con la marea baja.
Día 3: Dinan – Cancale – Saint-Malo – Saint-Suliac
Disfrutamos de un día de ambiente muy marinero y probamos algunas de las delicias que ofrece la gastronomía bretona. Comemos en Cancale y no dejamos pasar la ocasión de degustar sus famosas ostras. Terminamos el día en el apacible pueblo de Saint-Suliac.
Día 4: Fort La Latte – Paimpol – Pontrieux
Empezamos el día en una fortaleza junto al mar y lo terminamos dando un paseo en barca en Pontrieux, no sin antes visitar la antigua abadía de Beauport y el animado puerto de Paimpol.
Día 5: Treguier – Costa de Granito Rosa – Huelgoat
De las preciosas casas con entramado de madera de Treguier nos dirigimos a la espectacular Costa de Granito Rosa y sus increíbles formaciones rocosas. La lluvia nos sorprende mientras visitamos el bosque de Huelgoat, que parece sacado de un cuento de hadas.
Día 6: Le Faou – Camaret-sur-Mer – Locronan – Quimper
De las tranquilas calles de Le Faou a las más animadas de Quimper, hoy pasearemos junto a un cementerio de barcos, unos impresionantes acantilados y por las preciosas calles de Locronan bajo la lluvia.
Día 7: Concarneau – Quiberon – Carnac
En Concarneau no nos perdemos su interesantísimo Museo de la Pesca, con visita a un viejo barco pesquero incluida. Quiberon resulta ser el típico destino de sol y playa, con un ambiente muy veraniego. Los megalitos de Carnac nos dejan un tanto indiferentes, pero no así la posibilidad de acceder al interior de un túmulo funerario.
Día 8: Auray – Vannes – Josselin
De la tranquilidad de Auray pasamos al bullicio y la animación de Vannes, antigua capital de la Bretaña que conserva un bonito centro histórico. Finalizamos la jornada dando un paseo por Josselin y visitando su castillo.
Día 9: Malestroit – Rochefort-en-Terre
Nuestro último día en la Bretaña amanece cubierto por la niebla, que nos acompaña durante nuestro paseo por Malestroit. Por suerte, un sol radiante nos recibe en Rochefort-en-Terre, un pueblo realmente bonito con el que ponemos punto final a este viaje.
Nuesto presupuesto
Uno de los aspectos esenciales de cualquier viaje tiene que ver con el dinero. Os desglosamos a continuación los gastos que tuvimos a lo largo de todo el viaje. En este apartado sí que hemos tenido en cuenta los dos días extra empleados a la ida y la vuelta, ya que supusieron unos gastos en gasolina y peajes (además de comida y alojamiento) a tener en cuenta. Tomad este presupuesto como algo orientativo, ya que dependiendo de vuestro estilo de viaje puede bajar o subir de forma considerable. El presupuesto es para dos personas, viajando con coche propio y yendo de camping.
– Transporte: 398,34€
En este apartado hemos incluido los gastos en gasolina, peajes y aparcamiento. Al viajar desde casa en nuestro propio coche no tuvimos que gastar ni un céntimo en billetes de avión ni en el alquiler de ningún vehículo. Tenemos bastante claro que no repetiríamos la experiencia en caso de regresar alguna vez a la Bretaña. Está mas lejos de lo que parece y se nos hizo muy cansado. Conducir por Francia implica elegir entre pagar una fortuna en peajes o tardar una eternidad por culpa de la infinidad de rotondas que encontraréis en las carreteras secundarias. En vista de nuestra experiencia, creemos que lo mejor es ir en avión y alquilar allí un medio de transporte. El aeropuerto de Rennes, la capital de la Bretaña, es el punto de partida perfecto para este viaje. Vamos a detallaros un poco más los gastos en cada una de las tres categorías:
Gasolina: 267,55€
En total recorrimos 3.252 km, lo que supuso un gasto elevado en gasolina. Además, en Francia es bastante más cara que en España. El precio del combustible osciló entre los 1,20 y los 1,60€/L, dependiendo de la zona y la gasolinera. Como norma general, las gasolineras de las grandes cadenas de supermercados (Carrefour, Intermarché, E. Leclerc o Super U) son las más baratas.
Peajes: 108,49€
Si hubiéramos ido en avión hasta la Bretaña nos hubiéramos ahorrado este dinero, ya que todos los peajes corresponden al trayecto de ida y vuelta, no a la ruta por la Bretaña propiamente dicha.
Aparcamiento: 22,30€
Tuvimos mucha suerte en este aspecto, ya que la visita a las dos ciudades más grandes de la Bretaña (Rennes y Vannes) coincidió en domingo y pudimos aparcar en el mismo centro sin tener que pagar zona azul. En los pueblos más pequeños no tuvimos ningún problema para aparcar gratis o por un módico precio. El mayor gasto lo hicimos en el Mont Saint-Michel, donde nos clavaron 14,20€. A no ser que os alojéis en alguno de los hoteles de los alrededores, os tocará pagar sí o sí por aparcar allí.
– Alojamiento: 180,12€
Aunque ir de camping no gusta a todo el mundo, a nosotros nos encanta. Para este viaje resultó ser una gran elección, ya que nos permitió ahorrar mucho dinero en alojamiento. Fueron diez noches en total, lo que supone que de media nos gastamos 18€ por noche. Este precio incluye dos adultos, un coche y una tienda de campaña pequeña, sin electricidad. El camping más económico en el que estuvimos nos costó 11,40€, mientras que por el más caro pagamos 24,50€. Una de las noches gastamos algo más de dinero porque llovía y no nos apetecía acampar, así que buscamos un camping con habitaciones en alquiler. Aún así, esa noche solo nos costó 41,30€, un precio más que razonable.
En Francia hay mucha afición a ir de camping y no tendréis ningún problema a la hora de encontrar uno. Quizá su calidad no llegue al nivel de otros países, pero en general estuvimos muy a gusto. Sobre ir de camping por la Bretaña os ampliamos la información en este post.
– Comida y bebida: 339,27€
Con un gasto diario de algo más de 30€ (15€ por persona) nos las apañamos para probar los platos más típicos de la cocina bretona, así como sus maravillosos dulces. La comida en la Bretaña no es excesivamente cara, y los restaurantes suelen contar con una opción de menú (llamado «formula«) con precios que suelen oscilar entre los 18 y 25€. Nosotros tiramos mucho de supermercado a la hora de comer, tanto por comodidad como por ahorro. Si sois más sibaritas en cuanto a la comida, seguro que el gasto en este apartado será muy superior.
– Entradas a museos y monumentos: 86,20€
Nuestro gasto en este apartado incluye la visita a los castillos de Vitré, Fougères y Josselin; la entrada a la abadía del Mont Sant-Michel; el acceso a Fort La Latte; un paseo en barca por Pontrieux; y la visita al interesantísimo Museo de la Pesca de Concarneau.
– Gasto total: 1.003,93€
En total, el viaje nos costó 1.003,93€. O lo que es lo mismo, 501,96€ por persona. Un precio más que razonable, ¿no os parece?.
Cómo llegar a la Bretaña: ¿en coche o en avión?
La Bretaña es un destino relativamente cercano. Se puede elegir entre el avión y el coche a la hora de desplazarse hasta allí. Tampoco hay que descartar ir en tren, una opción más ecológica que el avión y menos pesada que tener que conducir durante muchas horas. No obstante, sobre esta opción poco más os podemos contar, ya que no nos la planteamos siquiera. Si desde un primer momento optamos por el coche fue por las circunstancias excepcionales de este viaje a causa de la Covid-19. Con la mayoría de países cerrados al turismo y otros muchos pidiendo una PCR para poder entrar, y habiendo tenido que cancelar dos viajes por este mismo motivo, quisimos tener libertad total a la hora de viajar.
Optamos por ir en nuestro coche porque así no había la posibilidad de que nos cancelaran los billetes de avión. Además, en caso de cerrarse de repente las fronteras hubiéramos podido dar media vuelta sin más contratiempos. En cuanto al alojamiento, fuimos de camping para no tener que hacer ninguna reserva previa. Como llevábamos nuestra propia tienda de campaña, la opción de ir en nuestro coche era la más práctica. Pero en circunstancias normales (sin Covid-19) hubiéramos optado por volar hasta Rennes o Nantes y alquilar un coche una vez allí. Nos hubiéramos ahorrado los 2.204 km que tuvimos que conducir en total entre la ida (hasta Rennes) y la vuelta (desde Rochefort-en-Terre), ganando además dos días para añadirlos a la ruta por la Bretaña.
Qué meter en la maleta para un viaje a la Bretaña
Si hay algo cierto sobre el clima en la Bretaña es que es una región bastante lluviosa y muy ventosa, especialmente en la costa. Los veranos son frescos, con temperaturas máximas en torno a los 21 grados centígrados. Por las noches suele refrescar bastante, así que es necesario llevar ropa de abrigo incluso en la época de más calor. Los inviernos son fríos y húmedos, lo que unido al viento hace que la sensación de frío sea aún mayor. Las lluvias suelen estar repartidas a lo largo de todo el año, aunque son más abundantes en los meses de invierno. No os olvidéis el paraguas en casa, aunque cuando hace viento lo más práctico suele ser un buen impermeable.
Otra cosa que no puede faltar en vuestro equipaje es un calzado cómodo. Los pueblos de la Bretaña suelen tener las calles adoquinadas. Eso les aporta mucho encanto pero hace que pasear por ellas pueda ser una pesadilla si no lleváis el calzado adecuado.
Tampoco os olvidéis el protector solar porque, a pesar de lo que hemos comentado sobre el clima bretón, cuando hace sol pica de lo lindo. Si sois valientes y las aguas heladas del océano Atlántico no os echan para atrás, acordaos de coger el bañador. Nosotros solo nos atrevimos a remojarnos los pies, pero vimos a más de uno dándose un buen chapuzón.
Tarjeta Sanitaria Europea: un imprescindible en vuestro viaje a la Bretaña
Además de contratar un seguro de viaje, al viajar por Europa es importante llevar encima la Tarjeta Sanitaria Europa. Es gratuita y se solicita por internet. Ofrece las mismas coberturas sanitarias que las que disfrutan los ciudadanos de la región que visitéis. En este post tenéis toda la información necesaria sobre su funcionamiento y cómo solicitarla. Afortunadamente, nunca hemos tenido que usarla, pero siempre hay que ir bien protegido en cuanto a salud se refiere.
Esperamos que este post os sirva de ayuda a la hora de planificar vuestro viaje por la Bretaña. En las próximas publicaciones os ampliaremos la información sobre cada uno de los lugares que visitamos. Os aseguramos que la Bretaña merece mucho la pena, os invitamos a recorrerla con nosotros.
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Buscando información sobre Bretaña he dado con vuestro blog. Gran trabajo que nos va a servir de mucha ayuda
Saludos
¡Nos alegra mucho que nuestro contenido os ayude! Seguro que lo pasáis genial en Bretaña. Un saludo.
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