De paseo por Venecia: Rialto, San Polo y Santa Croce

Rialto

En una primera aproximación a Venecia, ayer visitamos el barrio de Dorsoduro. Disfrutamos mucho de nuestro paseo junto a canales, de los pequeños campos que nos fuimos encontrando y de las vistas a la ciudad que tuvimos desde la Punta della Dogana. Hoy vamos a explorar dos nuevas zonas. Empezaremos y terminaremos en día recorriendo sin prisas los barrios de San Polo y Santa Croce, incluyendo la zona de Rialto.

El Gran Canal a su paso por el Puente de Rialto

Al mediodía nos acercaremos hasta Cannaregio, que rápidamente sumará puntos para convertirse en nuestro rincón favorito de Venecia. Pero como estamos estructurando los posts por barrios, de Cannaregio ya os hablaremos detalladamente en otro momento. Ahora nos vamos a centrar en San Polo y Santa Croce y en las pequeñas maravillas que esconden sus calles.

En San Polo y Santa Croce es fácil encontrar rincones como este

Un agradable paseo matutino

Como ya os contamos en un post anterior, el hotel donde nos alojamos se encuentra en el barrio de Santa Croce. Después de tomar el desayuno que viene incluido en el precio de la habitación nos ponemos en marcha. Es bastante temprano y hace un poco de frío, pero el día ha amanecido despejado y el sol nos ayuda a entrar en calor. A esta hora apenas vemos a ningún turista por la calle. Lo que sí parece es que todos los venecianos han salido de sus casas a la misma hora. Caminan muy rápido, con prisas por llegar a sus puestos de trabajo o a la universidad, que tenemos a cuatro pasos del hotel.

Campo S. Maria Mater Domini, en Santa Croce
Un tranquilo canal en Santa Croce
Santa Croce

Mientras hacemos tiempo hasta que abra la Basilica dei Frari damos un pequeño paseo antes de dirigirnos hacia allí. Por la Fondamenta dei Tolentini llegamos a la iglesia de San Nicola da Tolentino. Pasaremos por aquí mismo en infinidad de ocasiones durante los próximos días, aunque todavía no lo sepamos. Ante la iglesia se abre una pequeña plaza que siempre está llena de gente. La mayoría son estudiantes: la universidad está allí al lado.

Es precisamente en un diminuto local que hay en la esquina de esta plaza donde se reúnen muchos de ellos para tomar algo. Se trata del Bacareto Da Lele, que siempre está lleno hasta los topes. Sirven buen vino y deliciosos paninis a precios de risa, así que no es de extrañar que atraiga a tantísima gente. A nosotros nos lo recomendó un familiar que estuvo de Erasmus en Venecia, pero siempre nos lo encontramos tan lleno que al final desistimos en nuestro intento de tomar algo allí.

Una visita a la Basílica de Santa Maria Gloriosa dei Frari

Finalmente llegamos a Campo San Rocco. Aquí se encuentra una de las joyas artísticas de Venecia: la Scuola Grande di San Rocco. Todavía está cerrada (no abren hasta las 9:30h), así que posponemos la visita para más tarde. Damos la vuelta a la esquina, rodeando la grandiosa Basilica dei Frari hasta llegar a su fachada principal.

La Basílica de Santa Maria Gloriosa dei Frari es realmente imponente y destaca por las obras de arte que alberga. Desde «La Asunción de la Virgen» de Tiziano a una talla de San Juan Bautista de Donatello, pasando por el sepulcro del propio Tiziano, esta iglesia es una de las más destacadas de la ciudad.

A nosotros lo que más nos llama la atención es el sepulcro de Antonio Canova, con su peculiar forma piramidal. La entrada a la basílica cuesta 3€, aunque desde la puerta se tiene una buena visión general del interior sin necesidad de pagar nada.

Campo San Polo: una gran plaza en el corazón de Venecia

Uno de los lugares más especiales de San Polo (y de toda Venecia) es la zona de Rialto. Allí no solo se encuentra el famoso Puente de Rialto, sino también el mercado del mismo nombre. Ponemos rumbo hacia allí atravesando el Campo San Polo, una de las plazas más grandes de la ciudad. Al poco rato nos damos cuenta de que nos hemos «perdido» un poco. Mientras, inútilmente, intentamos orientarnos con nuestro mapa, una anciana que pasa por allí se para y nos pregunta a dónde queremos ir.

Campo San Polo

La buena mujer nos da algunas indicaciones y se despide amablemente de nosotros. Aunque a veces los venecianos tienen mala fama en cuanto al trato con los turistas, nosotros no tuvimos ningún problema al respecto. Es comprensible que sientan una cierta animadversión hacia la gente que cada a diario invade su espacio y entorpece su día a día. Aunque eso tampoco justifica unos carteles que vimos en un par de lugares que directamente parecían negar la entrada a los visitantes.

Una muestra del malestar de Venecia hacia el turismo masivo

Rialto: el puente más famoso de Venecia

Cuando llegamos a Rialto apenas son las 10 de la mañana. Aunque ya hay bastante gente admirando el bonito puente, la zona todavía no está atestada de turistas. El Gran Canal bulle de actividad a estas horas.

Los repartidores se afanan con las mercancías y los vaporetti no dejan de pasar uno detrás de otro en ambas direcciones. A pesar del aparente caos y del bullicio general, disfrutamos sin prisas de las vistas desde el Puente de Rialto.

Este puente es sin duda el más famoso de Venecia. La construcción actual, de piedra blanca, data del siglo XVI y es realmente bonita. En la parte central del puente se alinean unos pequeños cubículos que albergan diminutas tiendas. A esta hora muchas de ellas siguen cerradas, aunque dentro de poco la zona será un hervidero de actividad.

Las vistas desde las balaustradas del Puente de Rialto son estupendas, pero mientras hacemos tiempo para subir a un mirador mucho mejor decidimos seguir explorando la zona.

El Palazzo dei Camarlenghi se sitúa en un extremo del Puente de Rialto

Mercado de Rialto: la fruta y el pescado más frescos

Nos dirigimos al Mercado de Rialto. Lo mejor es ir temprano por la mañana, ya que es cuando hay más movimiento y las distintas paradas están a rebosar de productos frescos. De camino hacia allí pasamos por el pequeño Campo San Giacomo di Rialto.

En esta preciosa plaza porticada se encuentra la iglesia del mismo nombre. Supuestamente se trata de la iglesia más antigua de Venecia, ya que su fundación se remonta al año 421. No obstante, el edificio en sí dataría del siglo XI y el enorme reloj de su fachada no se añadió hasta el siglo XV. El acceso a la pequeña iglesia es gratuito y merece la pena dedicarle unos minutos.

A continuación nos paseamos entre los puestos de fruta y verdura del Mercado de Rialto. Somos pocos los visitantes que nos paseamos entre los puestos a esta hora. La mayoría de gente que vemos son venecianos que están haciendo la compra diaria. El colorido mercado es un festival para la vista y para el olfato. El aroma a setas impregna el aire. Es una de las ventajas de visitar la ciudad en otoño.

En la zona de la pescheria se vende pescado y marisco fresquísimo, recién traído a la lonja por los pescadores de los alrededores. Hay que ir con cuidado con los repartidores que van a toda prisa con sus carretillas, ya que se corre el riesgo de ser atropellado o de morir fulminado por sus miradas si se osa entorpecerlos.

Support: una obra de arte llena de significado

Frente al Mercado de Rialto, en la otra orilla del Gran Canal, se alza uno de los palacios más bonitos de Venecia: Ca’ d’Oro.

A su lado se encuentra una de las esculturas más maravillosas que hemos visto nunca. Se trata de la obra de Lorenzo Quinn titulada Support. Unas manos gigantescas emergen de las aguas del canal para dar soporte a la fachada del hotel Ca’ Sagredo.

Esta obra forma parte de la 57ª Bienal de Venecia, aunque a nuestro entender debería quedarse aquí para siempre por su originalidad y su significado, ya que pretende ser una llamada de atención sobre los dañinos efectos del cambio climático, que tanta repercusión tendrán en una ciudad tan frágil y expuesta a la subida del nivel del mar como Venecia.

T Fondaco dei Tedeschi: un mirador fantástico

Regresamos al Puente de Rialto y lo cruzamos para acceder a T Fondaco dei Tedeschi. Estos lujosos grandes almacenes libres de impuestos no nos interesan para ir de compras. Tampoco podríamos permitírnoslo aunque quisiéramos.

El impresionante atrio del centro comercial

Lo que nos interesa es la terraza con vistas panorámicas que hay en su azotea, que se ha convertido en uno de los miradores más excepcionales de la ciudad. Lo mejor de todo es que el acceso es totalmente gratuito.

El aforo es limitado, por lo que se recomienda reservar con antelación a través de su página web. También podéis reservar sobre la marcha, en unos ipads situados en la cuarta planta. Nosotros tuvimos la suerte de llegar en un momento en que no había cola, así que entramos sin reserva ni nada. Por cierto, este lugar también es perfecto si necesitáis ir al baño y no queréis pagar las tarifas abusivas de los servicios públicos. Los baños son igual de elegantes que el resto del centro comercial y están muy limpios.

Ya en la terraza nos paramos a disfrutar de las impresionantes vistas al Gran Canal. En teoría el acceso está limitado a 15 minutos por persona, pero estamos seguros de que nosotros estuvimos un poco más y nadie nos dijo nada.

De regreso a Santa Croce

Una vez bajamos a la calle decidimos adentrarnos en Cannaregio, un barrio de lo más veneciano que nos enamoró enseguida. Pero de eso os hablaremos en el próximo post. Tras terminar de pasar el día allí, regresamos de nuevo a la zona de San Polo y Santa Croce. Lo hacemos por el Ponte degli Scalzi, un elegante puente de piedra que nos ofrece unas bonitas vistas.

Fondamenta Garzotti
Campo Nazario Sauro

Nos dedicamos a callejear sin rumbo fijo, de placita en placita y junto a tranquilos canales. Casi sin proponérnoslo regresamos al Mercado de Rialto. Ahora ya están todos los puestos vacíos y están limpiando el suelo con una manguera. Volvemos a admirar el Puente de Rialto, mucho más concurrido a esta hora de la tarde.

Una visita frustrada a la Scuola Grande di San Rocco

Desde allí vamos al Campo San Polo, donde los niños que han salido del colegio juegan y corren. Es agradable ver que Venecia sigue siendo una ciudad «real» y no solo un decorado para los turistas.

Después nos acercamos a la Scuola Grande di San Rocco, una visita que habíamos dejado pendiente por la mañana. Tenemos entendido que es una auténtica maravilla artística, al mismo nivel que la Capilla Sixtina de Miguel Ángel. En este caso, el encargado de plasmar su talento en los salones de este bonito edificio fue Tintoretto. La tarea le llevó 23 años, ni más ni menos.

Fachada neoclásica de la Scuola Grande di San Rocco

Nos dirigimos a la taquilla a comprar nuestras entradas. Apenas hay cola, tan solo dos o tres personas delante de nosotros. Pero en esos minutos de espera cambiamos súbitamente de opinión y decidimos prescindir de esta visita. Es una decisión poco meditada y que en los próximos días va a causar algún que otro remordimiento. Pero a veces no es mala idea dejar algo pendiente y así tener una excusa para regresar, o eso dicen.

Parte trasera de la Basilica dei Frari vista desde Campo San Rocco

Donde sí entramos es en la contigua iglesia de San Rocco. La entrada es gratuita y sus bancos de madera nos ofrecen unos minutos de merecido descanso.

Una ciudad llena de rincones con encanto

Antes de dirigirnos al hotel a descansar un poco, descubrimos por casualidad uno de esos rincones encantadores de Venecia. La parte trasera de la Scuola Grande di San Rocco, a la que se accede por una pequeña calle lateral, da a una tranquila placita.

No somos los únicos que vemos algo especial en este rincón de Venecia

Allí se cruzan el Rio San Pantalon y el Rio de le Muneghete. Y esa esquina, con unas bonitas casas con la pintura de las paredes desconchada, nos roba un poquito el corazón. Es difícil explicar qué tiene de especial este rincón en concreto, pero esa es la magia de Venecia: hay un lugar especial para cada visitante.

Un rincón especial para nosotros

Ya en el hotel nos tumbamos a descansar nuestros doloridos pies. Hoy hemos caminado una barbaridad y estamos agotados. Tras una ducha refrescante nos arreglamos para salir a cenar. Vamos a ir a tomar unos cicchetti a Osteria al Squero, de la que ya os hablamos en el post anterior.

Nuevamente nos sorprende la oscuridad de las calles venecianas. Son poco más de las siete de la tarde pero ya es completamente de noche. Así como en algunas ciudades no se nos ocurriría meternos a solas por un callejón oscuro, en Venecia nos sentimos totalmente seguros. Es una oscuridad que no da miedo (o al menos no demasiado), sino que crea una atmósfera íntima y romántica de lo más especial. Lo malo es que también dificulta bastante hacer fotos decentes si no se usa un trípode. Como no queremos cargar con el nuestro arriba y abajo, nos dejamos la cámara en el hotel y simplemente disfrutamos de la noche.

Venecia es preciosa tanto de día como de noche

Una cena deliciosa

A medida que nos acercamos a la Osteria al Squero nos vamos encontrando con mucha más animación por la calle. Los bacari están a rebosar de gente que disfruta de una copa mientras come algo. Los locales no suelen ser muy grandes, así que se forman grupitos de gente en la calle con platos de papel y vasos de plástico que charlan animadamente.

La Osteria al Squero es una de las más populares de la ciudad, y se nota. Tenemos que esperar nuestro turno, pero es una espera breve. Pedimos dos spritz (2,5€ cada uno) y cuatro crostini (1,40€ cada uno). Salimos a la calle y nos instalamos en el muro que da al canal. La comida está absolutamente deliciosa, no podemos dejar de recomendaros este lugar.

Un poco alegres tras tomarnos los spritz (al fin y al cabo no tomamos alcohol casi nunca) nos dirigimos al Campo Santa Margherita. Vamos directos a Pizza al Volo, donde ya comimos unas porciones de pizza el día anterior. Los cicchetti han sido el aperitivo perfecto, y la pizza (2€ cada porción) es la cena perfecta. La plaza está animadísima a esta hora, con un montón de gente joven tomando algo y disfrutando del ambiente.

Nosotros optamos por retirarnos temprano, ya que mañana nos espera otro largo día. Hoy lo hemos pasado estupendamente y hemos podido conocer algunos de los rincones más bonitos de la ciudad, como Rialto y su mercado o el Campo San Polo.

4 respuestas a “De paseo por Venecia: Rialto, San Polo y Santa Croce”

  1. […] de sus barrios. Empezamos y terminamos el día en San Polo y Santa Croce, como ya os contamos en nuestro anterior post. Y aprovechamos el mediodía para dar un agradable paseo por Cannaregio, situado al norte de la […]

  2. […] la han convertido en nuestra ciudad italiana preferida. Después de conocer otras joyas como Venecia o Florencia, que también nos encantaron, la Ciudad Eterna se ha mantenido en primer lugar en […]

  3. […] De los cuatro puentes con los que cuenta el Gran Canal, el más famoso sin duda es el Puente de Rialto. Es el más antiguo y, según nuestro parecer, el más elegante de todos ellos. El día que visitamos la zona de Rialto pudimos contemplarlo muy de cerca, como ya os contamos aquí. […]

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