Candás

Candás

A tan solo 20 minutos en coche de Gijón, el pequeño y tranquilo pueblo pesquero de Candás suele pasar bastante desapercibido en comparación con otras poblaciones costeras asturianas mucho más conocidas. A pesar de no contar con tantos atractivos turísticos, su excelente ubicación la convierte en una buena base de operaciones desde la que descubrir Luanco, Avilés, el Cabo de Peñas, Gijón e, incluso, Oviedo.

Candás
Biblioteca de Candás

Candás no sufre de una masificación exagerada en verano, lo que es un punto a su favor. Además, su entorno resulta ideal para pasar unos días de relax en la playa. Nosotros nos alojamos en el Camping Perlora, a tan solo 10 minutos a pie del centro del pueblo. Sobre el camping tenéis más información en este otro post, pero ya os adelantamos que quedamos muy contentos y repetiríamos sin dudar.

El pasado conservero de Candás

En el pasado, la actividad pesquera y, especialmente, la caza de ballenas, fueron la principal fuente de riqueza de Candás. En el siglo XVIII llegó el mayor desarrollo urbano de la población, que por aquel entonces ya era un importante centro de distribución de pescado escabechado y en salazón. En el siglo XIX, la industria conservera se instaló en Candás. Llegó a haber hasta 24 fábricas de conservas, algunas de marcas tan conocidas como Ortiz o Albo.

Antigua fábrica de Conservas Ortiz
Escultura «Homenaje a la Mujer Redera»

Ese pasado conservero, que entró en declive a partir de la segunda mitad del siglo XX, todavía sigue vivo en Candás. Una buena forma de descubrirlo es a través de la la exposición permanente La Industria Conservera de Candás. La exposición la encontraréis en el Parque Les Conserveres, donde antiguamente se levantaba la fábrica de conservas Bernardo Alfageme, una de cuyas marcas más populares fue Miau. El viejo aljibe de la fábrica se ha reconvertido en este espacio expositivo, que por desgracia no pudimos ver al no coincidir nuestra visita con el horario de apertura.

Exposición La Industria Conservera de Candás

Otro edificio singular relacionado con este pasado conservero lo encontraréis en la antigua fábrica de Conservas Ortiz, situada en pleno centro de Candás. O en la bonita Casa de Agapito del Busto, construida en la década de 1880. En los años 40 del siglo XX pasó a ser propiedad de la familia Albo y lugar de residencia de los gerentes de la fábrica de conservas.

Casa de Agapito del Busto
Candás

También se recuerda la historia de Candás a través de los murales repartidos por las calles de la población, que constituyen un auténtico museo al aire libre. Si vuestra visita coincide con el día 1 de agosto, podréis asistir al Festival de la Sardina, que cuenta ya con más de 50 años de tradición. Es una buena forma de rendir homenaje a este delicioso pescado sin el cual la vida en Candás hubiera sido muy diferente.

Mural «Estrella de los Mares»

Hablando de gastronomía candasina, uno de los dulces más típicos de esta población son las marañuelas. Eran típicas de Semana Santa, pero actualmente se encuentran durante todo el año.

Una Ruta Clariniana para descubrir Candás

Leopoldo Alas Clarín”, el célebre escritor conocido principalmente por su obra «La Regenta«, solía veranear en Candás. Tanto es así que llegó a incluir esta población en algunos de sus relatos. Usando esas historias como hilo conductor, varias rutas permiten descubrir Candás y sus alrededores. Una de ellas, llamada “Snob” por uno de los cuentos recogidos en su libro “Cuentos morales”, discurre por el centro de la población. Siguiendo la ruta, que está señalizada con unos paneles informativos, se puede dar un bonito paseo por algunos de los puntos más interesantes de Candás.

Ruta Clariniana

Nosotros comenzamos nuestro paseo por la playa de La Palmera, donde en días venideros aprovecharemos para tomar el sol y darnos un baño. Recorremos el paseo marítimo que bordea toda la playa y nos adentramos en Candás. No llevamos ningún rumbo en concreto, simplemente nos dedicamos a pasear tranquilamente. Aunque el patrimonio arquitectónico de la población es un poco escaso y la mayoría de casas y bloques de pisos no tienen ningún encanto, todavía es posible encontrar algunas viviendas que han sabido conservar su aspecto más tradicional y auténtico.

Playa de La Palmera
Candás

Hacemos una breve parada en la iglesia de San Félix, que fue reconstruida después de la Guerra Civil pero cuyos orígenes se remontan al siglo X. También nos detenemos frente al que posiblemente sea el edificio más bonito de Candás: la Casa Consistorial. Esta antigua casa de indianos, también conocida como Casa Genarín, data de 1903.

Iglesia de San Félix
Iglesia de San Félix
Candás
Casa Consistorial

Un interesante museo escultórico

Por último, nos acercamos a visitar el Museo Antón. Ubicado en una antigua casona del siglo XVIII, el museo está dedicado a la obra del escultor candansín Antonio “Antón” Rodríguez. No habíamos oído hablar de él con anterioridad, pero su trabajo nos pareció maravilloso. Su gran pasión por la escultura comenzó en su infancia y, tristemente, no pudo llegar a desarrollar todo su talento ya que murió durante la Guerra Civil con tan solo 26 años. La entrada al museo es gratuita y os aseguramos que merece totalmente la pena.

Museo Antón
Museo Antón
Museo Antón

Además del Museo Antón, podéis visitar también el cercano parque escultórico al aire libre, en el que exponen una veintena de obras contemporáneas. El parque comienza junto al museo y va subiendo por la ladera del cabo de San Antonio, en cuyo punto más alto se levanta el faro de San Antonio, construido en 1917. Si os animáis a subir la cuesta hasta el faro, os veréis recompensados por unas bonitas vistas de la costa asturiana.

Museo Antón
Museo Antón

Al salir del museo damos por finalizada nuestra visita a Candás. Aunque no se trata de ninguna visita imprescindible, si os encontráis por la zona podéis dedicar un rato a conocerla un poco. Nunca está de más descubrir lugares nuevos, ¿no creéis?

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